No hay caradura mayor en España que el rey Juan Carlos. Bueno, quizás competiría codo con codo con su nieto Felipe Juan Froilán de Todos los Antros, pero a este le falta comer todavía muchas papillas para llegar a los niveles de tarambana sinvergüenza de su abuelo. Los dos son tanto monta monta tanto, tal para cual, Dios los cría y ellos se juntan. Las dos balas perdidas de los Borbones, las dos manzanas podridas a las que han puesto en el mismo cesto, y bien lejos de Zarzuela, a kilómetros de Felipe y Letizia, que no les quieren tener cerca de ni en pintura, ni que lo estén de sus hijas. Así, repudiados por los suyos, los dos viven en su retiro dorado de Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes. Dicen que están hartos de estar allí, que están aburridos de la vida y que no ven la hora de volver. El nieto porque se siente solo y no tiene amigos. El abuelo porque continúa empeñado en que él no ha hecho nada y que no se merece que le hayan dado la patada. Pero allí están.
Y por lo visto, allí continuarán. Se ha hablado mucho los últimos tiempos sobre la posibilidad de que el emérito dejara de vivir en Abu Dhabi y se mudara a Ginebra, a Suiza, donde ha estado hace poco para mirarse la rodilla, donde se ha visto con su hija Cristina y donde también hay una conocida ex amante suya, la mallorquina Marta Gayá. Juan Carlos, harto de los Emiratos y con voluntad de estar más cerca de España e ir a Suiza. Ahora, sin embargo, quien quiere encargarse de desmentirlo es su hija Elena.
Según explica Vanitatis, la hija mayor de Juan Carlos está nuevamente en viaje a los Emiratos, una nueva visita a papi, tradición por Semana Santa desde que Juancar hizo las maletas. Pero este año, el motivo es ridículo. Explican que "las numerosas informaciones que han aparecido últimamente que situaban al Rey emérito más tiempo en Ginebra han terminado de convencer a doña Elena. Si es que en algún momento hubo que convencerla". Sin olvidar que también está allí su hijo Froilán. Es decir, la infanta Elena que pretende "demostrar que ambos viven allí"... Esta familia, a veces, es tan ridícula que bordea el esperpento. Y no solo ellos, sino el entorno más próximo a los Borbones. Y es que cuando muchos situaban al rey de manera permanente en Ginebra, "se llevaron las manos a la cabeza" y cuando el mencionado medio les ha preguntado por esta cuestión "a varios de ellos y su entorno sobre ese supuesto, lo niegan tajantes y se manifiestan algo ofendidos"... Ahora resulta que se ofenden, pobrecitos... Pues dos piedras. A nosotros nos ofende más que continúen chupando del bote y que les paguemos los viajes y las estancias en resorts de lujo en Abu Dhabi, en Ginebra o en la Conchinchina.
La ofensa de los juancarlistas y del propio emérito no queda aquí. También se han enfadado porque se haya dicho que han decidido hacer obras en su casa en la isla de Zaya Nurai: “¿Cómo va a cambiar la casa si cuando llegó era ya una vivienda espectacular, nueva, acondicionada a la perfección para él y para todas sus necesidades?. No ha habido que poner ascensor porque, si lo necesitaba, ya había; es una casa superamplia, con un montón de detalles y que está diseñada especialmente para él”... La broma se hace sola. Y encima se ofenden. Madre mía, hay que tener mucha, pero que mucha jeta.