Visita oficial del rey Felipe a Valencia, con motivo de la entrega de los "Premios Rei Jaume I" que se conceden a personas que destacan en su campo de trabajo y que hayan desarrollado la mayor parte de su actividad profesional en España, donde el monarca, durante su discurso, quiso destacar que "con más urgencia que nunca, es tiempo de ciencia. De la ciencia transformadora que empieza y acaba en las personas".
Para el Borbón, sin embargo, este viernes fue tiempo de ciencia y tiempo de llenar el buche con una comida donde él y su grupo de acompañantes se pusieron las botas en un restaurante próximo a la playa de Pinedo, La Genuina. Y genuino fue el festín de Felipe, sus ocho acompañantes y los miembros de seguridad.
El rey volvió más tarde de lo que se tenía previsto a Madrid porque después de la ceremonia de la entrega de premios se trasladó por sorpresa con su equipo a este local tan acogedor, según explica Levante. El mercantil valenciano.
Felipe y los palmeros que fueron con él al restaurante se pusieron las botas. Comieron, evidentemente, paella, pero también arroz del señorito. Con el rey había también un amigo íntimo suyo, que se acercó a saludar al monarca. Un Felipe que estaba de lo más relajado, según el citado medio, y que no dudó en hacerse fotos con alguno de los comensales que había comiendo en aquel momento en la sala.
Según explican, la comida costó unos 30 euros por cabeza. Lo más curioso, sin embargo, fue lo que pasó justo cuando Felipe llegó a La Genuina, ante la sorpresa de los propietarios y trabajadores del establecimiento.
Según revelan en el medio, fue tan grande la sorpresa y los nervios que generó la visita de alguien como él que cuando lo vieron entrar en el comedor después de cruzar la puerta de entrada, "fue recibido con un gran estruendo de los platos que le cayeron a uno de los trabajadores al verle cruzar la puerta". Un destrozo que después quedó en una inmensa alegría por parte de unos trabajadores encantados de la vida con la visita real. Seguro que unos platos menos en el stock valieron la pena.
Una comida bien diferente de lo que se vivió en Zarzuela por la visita del presidente italiano.
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En aquella cena de homenaje no se rompió ningún plato, pero sí que se vivió una situación peculiar con una reina Letizia nerviosa por sacarse la mascarilla antes que nadie, incluido su marido.
Una vez cada uno está en su sitio, cuando todavía están de pie, la reina no espera más y empieza a quitársela del todo, pasando de Felipe, que se supone que tendría que ser quien diera el pistoletazo de salida y que cuando él se la quite, lo hará el resto. Pero Letizia es mucha Letizia, y con la mascarilla colgando de una oreja, le dice dos veces a Felipe, mirándolo delante suyo, que espabile, que se la quite de una vez, utilizando probablemente la palabra "Va! o "Ya".
...Si a La Genuina también hubiera ido también Letizia, que es la que corta el bacalao y que lo quiere todo bajo control, seguro que en el restaurante se hubieran quedado sin vajilla... los nervios que hubiera provocado la visita de la asturiana hubieran hecho que no sólo se le hubieran caído los platos a un solo trabajador.