Ernesto de Hannover, conocido por su matrimonio con Carolina de Mónaco, ha transitado de una vida de lujo y prestigio a una espiral de adicciones y comportamientos erráticos que han empañado su reputación. Según informa El Economista, el aristócrata alemán sigue acumulando titulares por sus excesos y episodios violentos, dejando claro que sus demonios personales aún no han sido derrotados.
Un príncipe en decadencia
Las recientes apariciones públicas de Ernesto de Hannover, especialmente en Ibiza, muestran a un hombre visiblemente demacrado y abatido. Las adicciones al alcohol y otras sustancias han pasado factura no solo a su físico, sino también a su entorno social y familiar. Los escándalos protagonizados por el príncipe han sido cada vez más frecuentes y desagradables. En 2021, Ernesto evitó la prisión tras ser condenado por agresiones y altercados al comprometerse a ingresar en un centro de desintoxicación en Austria. Sin embargo, los esfuerzos por rehabilitarse parecen haber quedado en el camino. A principios de 2024, el aristócrata volvió a ser noticia tras un desagradable encuentro con la prensa en Madrid, donde gritó un ofensivo “¡Fuck off!” a los reporteros que intentaban obtener unas declaraciones.
Rupturas familiares y disputas legales
El deterioro de Ernesto de Hannover no solo afecta su imagen pública, sino también sus relaciones personales. A pesar de que su matrimonio con Carolina de Mónaco sigue siendo válido legalmente, su relación está completamente rota desde hace años. Además, mantiene un conflicto judicial con su hijo mayor, Ernesto Augusto, al que reclama cinco millones de euros por la gestión de propiedades que él mismo le cedió anteriormente. Según la información de El Economista, su entorno cercano está cada vez más preocupado por su actitud autodestructiva y su negativa a buscar ayuda de forma seria. Aunque su actual pareja, Claudia Stilianopoulos, hija de la socialité Pitita Ridruejo, ha intentado ofrecerle estabilidad, el comportamiento errático del príncipe sigue siendo una constante en su vida.
Un legado empañado por los excesos
Lo que alguna vez fue una vida marcada por el glamour y la opulencia, hoy se ha transformado en una sucesión de polémicas y caídas públicas. La figura de Ernesto de Hannover, que llegó a ser una pieza clave dentro de la realeza europea, ahora es sinónimo de escándalos y decadencia personal. El futuro de Ernesto es incierto. Las preguntas sobre si podrá vencer sus adicciones y reconstruir su imagen quedan en el aire. Mientras tanto, el príncipe continúa su camino cuesta abajo, dejando tras de sí un legado cada vez más marcado por el escándalo y la autodestrucción.