La corona española se encuentra nuevamente en el centro de la polémica tras la publicación de una serie de fotografías íntimas de Juan Carlos I. Las imágenes, difundidas por una revista holandesa, confirman lo que durante años había sido un secreto a voces: la relación extramatrimonial entre el antiguo monarca y la vedette Bárbara Rey. En las fotos se puede ver al padre del actual rey, Felipe VI, compartiendo un beso con Bárbara en el balcón de su casa. Este vínculo, que la Casa Real trató de ocultar mediante cuantiosos pagos, ha sido finalmente revelado, lo que ha supuesto una gran humillación para la reina Sofía.

En los últimos días, este escándalo ha acaparado todas las conversaciones, y la situación de Juan Carlos no ha hecho más que complicarse. Además de las fotografías comprometedoras, otros temas también han salido a la luz, como la fundación que el emérito habría creado para facilitar la herencia a sus hijas, las infantas Elena y Cristina, o el posible lanzamiento de un libro de memorias que se prevé que se publique antes de que acabe el año. Ante esta serie de desafíos, la Casa Real se ha visto obligada a actuar rápidamente para salvaguardar la imagen de la monarquía. La reina Letizia, en particular, se ha visto en una situación complicada, enfrentándose a un escenario donde ha tenido que ceder, una vez más, ante las presiones dentro de la familia Borbón.

Juan Carlos sonriente en Sanxenxo tras lo de Bárbara Rey, EFE
Juan Carlos sonriente en Sanxenxo tras lo de Bárbara Rey, EFE

O reunión con Juan Carlos o boda con los Borbón, la decisión más complicada de Letizia 

El pasado viernes, Felipe VI y Letizia viajaron a Marín para participar en la conmemoración del 40 aniversario de la Armada del Rey. Este acto, que no figuraba en la agenda oficial de los monarcas, contó también con la presencia de Juan Carlos I, quien se encontraba en Sanxenxo, hospedado en la casa de su amigo Pedro Campos, para participar en las regatas del fin de semana. Aunque no se han publicado fotografías del evento, los medios de comunicación han informado de un encuentro privado entre el emérito y su nieta Leonor en la Escuela Naval de Marín. Gracias a esta reunión familiar, el foco mediático ha desviado la atención de las comprometedoras imágenes, lo que ha permitido a la Casa Real intentar mitigar el impacto del escándalo.

En cuanto a Letizia, la reina se encontró en una encrucijada. La Casa Real le planteó dos opciones claras: asistir a la reunión con Juan Carlos o acudir a la boda de la princesa Teodora en Atenas, junto al resto de la familia de Felipe VI. Ninguna de las dos opciones era de su agrado. Letizia ha evitado durante años que su hija Leonor se encontrara con su abuelo, y ha mantenido una distancia con la mayoría de los miembros de la familia Borbón. No obstante, en esta ocasión, no tuvo más remedio que ceder. La Casa Real no permitiría que se mantuviera al margen, por lo que Letizia se vio obligada a elegir una opción: viajar a Galicia para reunirse con Juan Carlos o volar a Grecia para la boda. Finalmente, y con mucho desagrado, optó por la primera opción, con el fin de salvaguardar la estabilidad de la monarquía, aunque a un alto costo personal. Esta situación ha evidenciado que Letizia ha perdido gran parte de su influencia dentro de la familia real en los últimos meses.

Felipe, Letizia y Leonor en Pontevedra
Felipe, Letizia y Leonor en Pontevedra