El matrimonio entre los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía fue un acuerdo convenido, carente de amor y basado en la conveniencia. Esta relación, destinada a asegurar la continuidad de la monarquía española, se caracterizó por la falta de opciones y por la resignación de ambos a una vida de infidelidades y desengaños. La relación de Juan Carlos con otras mujeres era conocida, y Sofía, aunque enamorada en un principio, vio cómo sus amores se desvanecían, convirtiéndose en meros sueños platónicos.
Una vez que nació Felipe, el heredero al trono, la relación íntima entre Juan Carlos y Sofía cesó por completo. La llegada del tan ansiado varón cumplió con la principal razón de su unión: asegurar la línea de sucesión. Aunque Leonor, la hija mayor de Felipe VI y Letizia, pueda ser reina algún día, en su momento, Juan Carlos nunca consideró a su hija Elena capaz de ser la jefa de Estado, reflejando sus pensamientos tradicionales y quizás una subestimación de las capacidades de Elena. De lo que no hay duda es de que nadie como Juan Carlos conocía a su hija.
Felipe y Letizia, matrimonio por conveniencia
Este modelo de matrimonio sin amor, basado en conveniencias y acuerdos, no es ajeno a los actuales reyes de España, Felipe VI y Letizia. Desde 2013, su matrimonio ha sido objeto de especulación y rumores de crisis. Periodistas como Pilar Eyre y Jaime Peñafiel sostienen que el matrimonio es una fachada, un espectáculo para el público, mientras en privado apenas se comunican. La tensión entre ellos es palpable, y la supuesta armonía es más una obligación que una realidad.
No obstante, este paripé no vendría representándose desde 2013, sino desde mucho antes. Al menos eso es lo que se desprende de las informaciones reveladas por Jaime Peñafiel y recopiladas por la experta Maica Vasco en su canal de YouTube. Son varias las ocasiones en las que Vasco pone en duda la orientación sexual de Felipe, señalando que lo de Letizia era una cortina de humo para esconder la realidad y, de paso, tener la descendencia necesaria para perpetuar la corona de España. Mientras que de Letizia apunta que la consorte consiguió lo que siempre persiguió: una posición de poder supremo. En otras palabras, que fue un matrimonio de conveniencia. Y no solo eso: la comunicadora da detalles de cómo se pactó el matrimonio entre ambos, en una escena en la que la ex de Televisión Española dejó claro que lo único que interesaba era mantener el negocio.
Una relación basada en los intereses personales
Maica Vasco habla de cuando firmaron las capitulaciones que dejaban claro cómo quedaría todo en caso de divorcio. Sobre todo en lo que se refería a la descendencia que pensaban tener. Para ello, llamaron a David Rocasolano, que le dijo a Letizia que lo que estaban haciendo no era del todo legal, tras lo cual Letizia puso las cartas sobre la mesa.
“David, esto no es un rollo de amor, aquí venimos a lo que venimos”, le dijo la reina a su primo. “Cuando Letizia llama a David no lo hace para que le busque si hay alguna irregularidad en el convenio, porque el convenio ya estaba firmado”, añade Maica, que incluso hace referencia al detalle de que Felipe y Letizia ni siquiera se besan el día de la boda real, celebrada hace ahora 20 años, en lo que sería una prueba del abismo que hubo desde el princpio entre los actuales reyes de España.