Seguramente, Francisco ‘Paco’ Rocasolano no hubiera creído jamás que su nieta terminaría formando parte de la Familia Real. A sus 96 años vivió uno de los momentos más trascendentales de su vida, vio a Letizia recibir la corona y convertirse en la reina de España. “Desde que nació parecía que iba a mandar en el mundo”, decía su mujer, Enriqueta, y tuvo razón. Paloma Rocasolano, educada para ser sindicalista y enfermera de profesión, tampoco soñó con un destino semejante para su hija. Desafortunadamente, no es un cuento de hadas y princesas, Zarzuela hace lo posible por ocultar a los Rocasolano y su pasado humilde.
Paloma Rocasolano era una ciudadana como cualquier otra hasta que Letizia y Felipe VI se enamoraron. A pesar de que declaró que no iba a cambiar por la condición de su hija, es evidente que ha tenido que adaptarse y amoldar su comportamiento a las circunstancias. No es un secreto que se diplomó en enfermería y trabajó muchos años en el centro de salud Las Lilas de Oviedo y, al llegar a Madrid, en el de Moratalaz. Además, tuvo un papel importante en el Sindicato de Enfermería (SATSE) de 1991 a 2017. Está jubilada, solo le queda compartir con su hija y nietas.
Lo que hay que saber para entender la posición de Paloma en Zarzuela es que siempre existió una rivalidad entre ella y Sofía de Grecia. Por eso sufrió humillaciones el día de la boda de los reyes, te contamos más.
Paloma Rocasolano y el abuelo taxista de Letizia, menospreciados en Zarzuela
Si hay alguien a quien Letizia le tiene mucho aprecio es a su madre, la única de la familia a la que le permitía el cuidado de sus hijas y en quien confía ciegamente. El ineludible tratamiento de ‘su majestad’ no las separó, incluso, parece que las hizo grandes aliadas después de que quedó claro que en Zarzuela no eran apreciadas.
El gesto más abominable de la Casa Real fue descubierto por Pilar Eyre en su canal de YouTube, todo empezó el día de la boda de Felipe y Letizia. Según el protocolo, Sofía caminaba al lado del novio y Juan Carlos acompañado de Paloma. “Será un escándalo, es sindicalista, hija de un taxista, ¡ni hablar!”, se dijo en ese entonces.
Cuando el rey emérito entró del brazo de su hermana Pilar de Borbón, fue una humillación a la enfermera. Al principio, el público pensó que esa señora era la madre. Nadie sospechaba que era la tía del novio. La hermana del expatriado estaba contenta de hacer la entrada sustituyendo a la figura materna de la futura reina, pues sería una lección para los Rocasolano. Y aunque el padre de Elena y Cristina no bendecía esa unión, la cabeza detrás de todo fue su mujer, Sofía.
La emérita consiguió apoyo cuando dejó caer que su consuegra era sindicalista y de baja estatura, por lo que quedaría ridícula al lado del entonces monarca. Así que entró con su hija, Telma Ortiz, que era soltera. Otra persona que tuvo que acatar las órdenes del Palacio fue la esposa de Jesús Ortiz, que no fue invitada.
No es de extrañar que Letizia no tenga un recuerdo feliz de ese día en el que dejaron mal a su madre, Paloma Rocasolano, y se burlaron de la profesión de su abuelo.