Menchu del Valle fue una de las personas con las que la reina Letizia siempre tuvo más afinidad.  Fue una de las personas más importantes de su vida y a quien tenía una gran admiración. Además de ser su abuela paterna, compartían una pasión desbordante por los medios de comunicación. Sin embargo, lamentablemente, le tuvo que decir adiós en 2021. Fue uno de los momentos más duros con los que ha tenido que lidiar la consorte en los últimos años.

Menchu del Valle era conocida por su voz radiofónica, que se escuchó desde 1947 hasta 1990. Una larga trayectoria que le valieron premios como la Antena de Oro en 1974, otra Antena de Oro por su trayectoria en 2004, y el Premio Nacional de Radio en 2013. Mediante trabajo duro, entrega y respeto a la profesión, Menchu se ganó el respeto en su campo.

Menchu fue toda una inspiración para la reina Letizia

La abuela de Letizia era toda una celebridad local, pero a ella le gustaba la discreción. Nunca le hizo mucha gracia la idea de ser el foco de atención. Hasta que su nieta se convirtió en princesa de Asturias y no tuvo otra que adaptarse a la situación.

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Desde entonces, la aldea asturiana en la que vivía Menchu se convirtió en un escenario frecuente para las cámaras. Los príncipes Felipe y Letizia, y en ocasiones los reyes Juan carlos I y Sofía, visitaban el lugar. Y a la abuela no le hacía ni pizca de gracia esa avalancha de curiosos y fotógrafos que se formaba. "Amo la libertad y la intimidad y aquello fue una avalancha de gente, de curiosidad, de fotógrafos. Además ocurrió en el último año de vida de mi marido... Y aquello parecía una romería. No fue fácil. Se llegó a decir que un helicóptero pasaba una vez al mes sobre mi casa para tirarme el dinero que mandaba mi nieta. Tuvimos que poner una valla porque se metían hasta la ventana de la cocina", señaló Menchu en unas jornadas en la Casa de la Cultura de Ribadesella.

Visitas sospechosas a la abuela Menchu

A pesar de todo, Letizia no dejaba de visitar a su abuela siempre que podía. La relación entre ambas era de lo más estrecha. Pero algunas visitas iban un poco más allá. Menchu, además de apoyar a su nieta en todo momento, también se convirtió en cómplice de uno de los secretos mejor guardados: la infidelidad de Letizia con Jaime del Burgo.

Según cuentan algunas fuentes, en Zarzuela, siempre pendientes de los movimientos de la consorte, descubrieron que la casa de la abuela en Asturias era uno de los lugares preferidos para los encuentros clandestinos de la reina y su amante. Ahí se veían lejos de los focos. Entonces Letizia pedía que no la acompañaran escoltas. No era necesario. Iba a ver a su abuela en una visita privada.