Letizia se ha mantenido fiel a su papel de reina. No obstante, no siempre puede contenerse. Como cualquier otra persona, antes que monarca, la mujer de Felipe VI es mujer y madre. Lejos de esa barrera tan fría que la separa de la ciudadanía, un problema que intenta solucionar, la madre de Leonor y Sofía también tiene sus sueños, sus gustos, sus preocupaciones o sus miedos. En más de una ocasión se ha declarado amante de la cultura. Acude con regularidad al teatro, al cine o a la ópera. También disfruta viendo exposiciones, y como se ha podido ver en alguna de sus apariciones desde Zarzuela, su despacho está repleto de libros. Como buena periodista, un oficio que abandonó pero siempre lleva en la sangre, le gusta estar siempre informada. Por las noches siempre intenta buscar un rato para sumergirse en la lectura y trasladarse a otro mundo.

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Ahora mismo su lectura favorita es ‘Las hijas de la criada’ de su íntima amiga Sonsoles Ónega. Ya se lo ha terminado y justifica de esta forma el premio Planeta que ha recibido. Para ella se merece este reconocimiento y muchos más. Aunque la periodista se ha enfrentado a las críticas feroces de muchos medios de comunicación y lectores que creen que el premio es totalmente inmerecido, casualmente lo ha recibido una persona que lleva un año trabajando en el grupo de comunicación.

‘El País’ publicó el pasado viernes en su suplemento cultural una feroz crítica a la nueva historia de Sonsoles Ónega. "Las aberraciones narrativas son continuas. Las inconsecuencias también. Las cabriolas caprichosas se suceden hasta extremos delirantes", reza la crítica. "El efecto que deja este último Premio Planeta es desolador: parece un acto de transgresión

cultural intrasistémico. Maravilla la capacidad de Las hijas de la criada para desescalar hacia abajo y sin límite en el subsuelo de la novela", escribe Jordi Gracia.

"Mientras leía hundido en la miseria y en la tumbona me preguntaba si alguno de los miembros del jurado hizo el sacrificio de leerse esas 400 páginas. ¿Rosa Regàs o Carmen Posadas no sintieron una vergüenza cósmica? ¿Qué vio el fino lector Pere Gimferrer que haya empujado su voto favorable? ¿A José Manuel Blecua no se le han llevado todísimos los demonios académicos y no académicos? ¿Cuál es el límite a partir del cual el lector de un jurado se cloroformiza o se anestesia de tal manera que renuncia a ser quien es?", dice el autor de la crítica.

"La sensación de ridículo es sofocante. Por la trama, por el estilo, por la mojigatería, por la ranciedad, por la simpleza, por la arbitrariedad, por la absoluta nadería de un folletín sin categoría siquiera de folletín", sentencia antes de añadir: "A alguien se le ha ido la pinza para llegar a premiar una redacción escolar de turbadora tosquedad”.

Letizia con Sonsoles

Letizia ayuda a Sonsoles Ónega y defiende su premio 

Para frenar este odio desmesurado, Letizia sorprendió a su amiga con su aparición en la firma de libro del pasado fin de semana. Con absoluto secretismo, la reina se presentó allí para sorpresa de todos los presentes. Se evitó cualquier revuelo para que Sonsoles no se percatase de su presencia. Cuando le tocó a ella apareció por sorpresa y la periodista acabó envuelta en lágrimas. Sonsoles le dedicó el libro y se fundieron en un cálido abrazo.

A la firma del libro solo acudió Letizia como amiga íntima, Felipe quedó arrinconado. Una vez más se demuestra que ni el rey tiene contacto con las amigas de la reina, ni viceversa, son de mundos totalmente opuestos.