La reina Sofía siempre ha sido una mujer estricta, familiar, católica y muy bien educada. Aceptó su papel de reina consorte con dignidad, a diferencia de Letizia, quien ha llegado a ensombrecer a Felipe VI, el verdadero rey. Aunque Sofía dejó de ser reina hace una década, ha mantenido su rol de reina emérita, apoyando a su hijo con la agenda real y realizando funciones institucionales.

Desde el inicio, la reina Sofía no veía con buenos ojos a la última pareja de Felipe VI. Coincidía con Juan Carlos en que su hijo debía casarse con alguien de la aristocracia. Sin embargo, el amor de madre prevaleció y no quería ver a su hijo infeliz como ella. Sofía se casó con el ex monarca por obligación, no por amor, y aunque intentó enamorar al padre de sus hijos y formar una familia, su matrimonio fue un fracaso. No quería que su hijo pasara por lo mismo.

Letizia en el día grande de Leonor

La reina Sofía se encargó de transformar a Letizia

A pesar de sus reservas iniciales, y a regañadientes de Juan Carlos, la reina Sofía se comprometió a formar a Letizia para que fuese una buena reina. Su esfuerzo dio frutos, demostrando que reina se hace, no se nace. Hoy en día, Letizia es una de las reinas mejor valoradas de las monarquías europeas, logrando incluso ensombrecer a Sofía.

Para adaptarse a su nuevo rol, Letizia tuvo que aprender muchas cosas. La reina emérita le enseñó a comportarse correctamente en la mesa, a sentarse con elegancia, a usar los cubiertos apropiadamente y a actuar en actos protocolarios. Además, Letizia ha transmitido estas lecciones a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

Letizia aprende a sonreír en público

Sin embargo, uno de los desafíos más peculiares que enfrentó Letizia fue aprender a sonreír en público. Según Vanity Fair, en un pasaje sobre la infanta Elena, se mencionaba que Letizia necesitó entrenamiento específico para perfeccionar su sonrisa. La infanta Elena es descrita como un "derroche de vitalidad", que sonríe de manera natural y contagiosa, animando a la selección española, inaugurando eventos y entregando premios con una sonrisa genuina. A diferencia de su hermana Cristina, Elena cae simpática por su autenticidad, mientras que Letizia tuvo que aprender a sonreír para proyectar una imagen adecuada en sus apariciones públicas.

Letizia vestido rojo

Para abordar este aspecto, Zarzuela contrató a un especialista en expresión facial y protocolo. Este profesional trabajó con Letizia para enseñarle a sonreír de manera natural y convincente, una habilidad esencial para alguien en su posición. Este entrenamiento no solo mejoró su imagen pública, sino que también ayudó a Letizia a sentirse más segura y cómoda en sus roles oficiales.

El esfuerzo y dedicación de Letizia para adaptarse y mejorar su imagen pública no han pasado desapercibidos. Su evolución de periodista a reina ha sido notable, y ha demostrado ser una monarca moderna y comprometida. Su capacidad para aprender y adaptarse, incluso en aspectos tan específicos como la sonrisa, ha contribuido a su alta valoración en las monarquías europeas.