Letizia aspiraba a forzar la renuncia de Juan Carlos y tomar el control de Zarzuela, siendo conocida por su ambición y determinación. A lo largo de la última década, logró distanciarse por completo de los Borbón, retirando responsabilidades y asignaciones presupuestarias a los miembros de su familia. Sin embargo, su posición se vio comprometida cuando Jaime del Burgo, seis años después de su divorcio de Telma Ortiz, reveló una relación secreta con Letizia durante su matrimonio con el entonces príncipe, insinuando una posible infidelidad que la colocó en una situación incómoda.
Es innegable que Letizia ha experimentado una disminución de su influencia en la institución, como se refleja en los eventos familiares más recientes. Durante la misa en homenaje a Constantino de Grecia en Windsor el 27 de febrero, se encontró sola, mientras Felipe y Juan Carlos compartían momentos íntimos y demostraciones de afecto frente a las cámaras.
Adicionalmente, otro indicio revelador de la pérdida de poder por parte de Letizia es el desafío presentado por Victoria Federica al participar en el programa 'El Desafío'. A pesar de los deseos de la reina de mantener a los hijos de la infanta Elena fuera de España, la joven se unió al proyecto de Pablo Motos. Este hecho subraya que Letizia ya no ostenta un control absoluto, y Felipe emerge como la figura dominante en Zarzuela. Su intención es acercar a la juventud a la monarquía y mejorar la imagen de Victoria, quien siempre ha sido considerada la más conflictiva de los hijos de la infanta Elena.
La situación actual denota un cambio en las dinámicas de poder dentro de la familia real. Letizia, inicialmente deseosa de consolidar su posición como la cara visible de la monarquía, se ve ahora enfrentada a desafíos que minan su autoridad. La revelación de la relación pasada con Jaime del Burgo ha arrojado luz sobre su vida privada, generando un escenario en el que su imagen se ve afectada y su capacidad para liderar se ve cuestionada.
Letizia tiene que aguantar a los Borbón tras la pérdida de poder
El evento en la misa de homenaje en Windsor fue simbólicamente revelador. Mientras Letizia se encontraba sola, Felipe y Juan Carlos compartían confidencias y afecto, proyectando una imagen de unidad familiar que contrasta con la aparente soledad de la reina. Este contraste no solo pone de manifiesto la brecha en las relaciones familiares, sino que también sugiere un cambio en la percepción pública de la figura de Letizia.
La participación de Victoria Federica en 'El Desafío' añade otro componente a esta narrativa de cambio en el poder. A pesar de los deseos de Letizia de mantener a los hijos de la infanta Elena alejados de la esfera mediática, la decisión de Victoria de unirse al programa indica una autonomía creciente y una falta de control por parte de la reina sobre las decisiones de su familia extendida. Este paso hacia la televisión marca una nueva dirección para Victoria, alejándose de las expectativas tradicionales de la realeza y sugiriendo una mayor independencia.
La pérdida de control por parte de Letizia se refleja también en la aparente aceptación de la participación de Victoria en el programa, sin intervenciones por parte de la Casa Real. Aunque la reina siempre ha sido conocida por su determinación y control, este episodio muestra que su influencia ha menguado, permitiendo que decisiones significativas se tomen sin su aprobación previa. La falta de consulta sobre este asunto resalta la brecha entre Letizia y otros miembros de la familia real, especialmente con aquellos que buscan caminos divergentes.