En los últimos días hemos conocido una de las noticias más impactantes de este 2025 y que saldrá en todos los resúmenes de hechos destacados a final de año. Estamos hablando de la muerte del Papa Francisco, que marca un punto y aparte en la historia de la Iglesia.
El fallecimiento del pontífice argentino, a los 88 años, no solo marca el final de una era en la Iglesia Católica, sino que también ha activado los protocolos diplomáticos y ceremoniales a nivel mundial. La basílica de San Pedro se ha convertido en centro de reunión de los miles de fieles que están acudiendo en masa a rendirle homenaje.
Todo listo para la despedida del Papa Francisco
En medio de este clima de recogimiento y emoción, hay una figura cuya asistencia al funeral de Estado genera cierta inquietud en Zarzuela: la reina Letizia. Aunque su presencia junto al rey Felipe VI responde a una obligación institucional, en los pasillos del palacio no se oculta la preocupación por los posibles gestos, o la ausencia de ellos, de la consorte durante la ceremonia religiosa.
Desde la proclamación de Felipe VI, la monarquía española ha adoptado un perfil más laico y modernizador, distanciándose poco a poco de los rituales y tradiciones más estrictamente religiosos que caracterizaron épocas anteriores. En este cambio de rumbo ha sido clave la figura de Letizia, que ha trazado una nueva forma de ejercer la realeza, mucho más centrada en los derechos sociales, la cultura y la solidaridad, y mucho menos en los actos litúrgicos o de carácter eclesiástico.
Este enfoque, sin embargo, ha generado malestar en algunos sectores de la Iglesia española, que no ocultan su incomodidad ante lo que perciben como una frialdad excesiva hacia la fe católica por parte de la reina. El hecho de que Letizia haya evitado acudir a celebraciones religiosas incluso en fechas señaladas, como la Semana Santa, ha sido interpretado por muchos como un gesto deliberado de distanciamiento. Más aún, preocupa que esta actitud se traslade a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, quienes están creciendo bajo esta visión moderna de la monarquía.
Preocupación con la reina Letizia en el funeral del Papa Francisco
Ahora, con la inminente celebración del funeral del Papa Francisco, la atención está puesta en los detalles protocolarios. En Zarzuela temen que cualquier desliz simbólico, como no vestir de negro, no llevar mantilla, o no santiguarse durante la misa, pueda desencadenar una polémica pública de dimensiones internacionales. No se trata solo de una cuestión de formas: en un momento donde las relaciones entre la Casa Real y la Iglesia atraviesan uno de sus puntos más bajos, cualquier gesto malinterpretado podría tensar aún más la cuerda.
Por ello, desde la Casa Real se estaría preparando cuidadosamente cada aspecto de la presencia de Letizia en la ceremonia, con el objetivo de evitar un "bochorno" institucional en un evento que será observado por millones de personas en todo el mundo.