La Familia Real tiene un problema con los miembros que no son el tronco, la línea recta en la sucesión a la corona. Las tres figuras esenciales para la monarquía son Juan Carlos, Felipe y Leonor, los reyes en línea directa. El resto son consortes, familia política o sustitutos por si acaso. Los Marichalar y los Urdangarin solo cuentan porque pintan alguna cosa en la línea sucesoria pero lejana. La figura intermedia es la suplente: la infanta Sofía. Su papel, incluso a la hora de concebirla, es este: reinar por si falla Leonor. Es la única menor dentro de la Casa y su futuro está escrito por las altas instancias, como el de Leonor. El primer paso ya le han hecho hacer: estudiar Bachillerato en Gales. ¿Pero después qué?
Si quieren que siga los pasos de Leonor, después de Gales Sofia tendría que cursar tres años en los tres ejércitos y después ir a la Universidad. No está escrito en ningún sitio que lo tenga que hacer y mucha prensa lo da por descontado para que Sofía sea la sustituta perfecta y porque promocionan la estancia en las Academias militares como un prodigio en la educación de una chica. Por primera vez alguien con cierto peso dentro de la Casa Real, el anterior ningún Jaime Alfonsín, ha hecho público el papel que le tienen reservado a Sofía, y puede estar tranquila: este agosto no ingresará en el Ejército.
Jaime Alfonsín: "Aunque todos los ojos se suelen fijar en la princesa Leonor, la trayectoria de la infanta Sofía también se ha destacado en los últimos tiempos. La hija pequeña de los reyes cuenta con una mayor libertad que su hermana mayor, pero también debe seguir ciertos preceptos. Por ejemplo, Sofía debe seguir los ejemplares pasos de Leonor en materia de formación, exceptuando la militar. Si ella lo deseara, sería correcto centrar su vida en el servicio al país como figura institucional. Ahora bien, sería "inaceptable" conciliar estas tareas más públicas con un trabajo en una empresa privada". Estas declaraciones recogidas por Lecturas causan especial perplejidad. Está bien que no obliguen a Sofía a hacer el soldado. Pero acto seguido anuncian que la infanta si quiere ejercer de adulta un papel institucional como hermana de la reina, representando a la Corona y presidiendo actos oficiales, no lo podrá compaginar con un trabajo en el sector privado. Castigada a hacer de muñeco y a no realizarse con una profesión propia.
Es una decisión de Zarzuela absolutamente discriminatoria para Sofía y se entenderá perfectamente con sus predecesoras, las infantas Elena y Cristina. Cuando las hijas de Juan Carlos fueron adultas, eran parte de la Familia Real y recibían una remuneración de Zarzuela por sus tareas de representación de la Corona en todo tipo de actos oficiales menores. Y simultáneamente, no solo se les permitió tener trabajo en el sector privado, Elena en Mapfre y Cristina en La Caixa, sino que fue el mismo Juan Carlos quien consiguió estos puestos de trabajo gracias a sus contactos y recomendaciones. Las infantas anteriores sí pudieron estar al mismo tiempo en el sector privado y el público y Sofía no. Un absurdo que condena a la hermana de Leonor a vivir una vida de mentira, sin poder trabajar persiguiendo su vocación. La nueva Zarzuela es peor que la anterior.