La reina Letizia ha pedido poder y protagonismo en la monarquía tras las revelaciones de Jaime del Burgo. La palabra crisis está en boca de todos los cronistas de la casa real que hablan del matrimonio de la experiodista con Felipe VI. Algunos incluso hablan de divorcio inminente. La imagen de la reina ha quedado dañada tras las acusaciones de infidelidad. Y la que fuera una reina esplendorosa hace unos años ha quedado como una persona infiel y mentirosa. No conviene que siga en el primer plano. Y desde Casa Real ya están tomando medidas para opacarla.

El cambio en la dinámica de poder dentro de la familia real se ha hecho evidente, y desde Zarzuela se han tomado medidas claras para dejar a Letizia en un papel secundario. La reciente boda de Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova en la finca Soto Mozanaque, en Algente, fue un evento que puso en el centro de atención esta nueva realidad. Una imagen capturada durante la ceremonia, en la que se ve a la reina emérita Sofía junto a sus tres hijos: el rey Felipe VI, la infanta Elena y la infanta Cristina, ha generado gran controversia. Esta fotografía, que simboliza una aparente reconciliación entre los tres hermanos, ha sido interpretada como un mensaje claro de que Letizia ha sido apartada de los primeros planos de la familia real.

Boda Victoria Lopez Quesada y de Borbón Dos Sicilias

Letizia estalla con la foto del fin de semana

El llamado ‘pacto de Zarzuela’, un acuerdo entre Sofía y sus hijos para proyectar una imagen de unidad familiar, ha dejado a Letizia en un segundo plano. Desde hace 10 años, tal acercamiento entre Felipe y sus hermanas hubiera sido impensable. Sin embargo, la rehabilitación del papel de Elena y Cristina parece ser parte de la estrategia para fortalecer la imagen de la monarquía.

Mientras todo esto ocurría, Letizia se encontraba en París, representando a la Casa Real en los Juegos Paralímpicos, ajena a la toma de la polémica fotografía. Para la reina, este hecho ha sido una auténtica humillación pública, y, según fuentes cercanas, no ha ocultado su malestar. Letizia habría pedido explicaciones a su círculo más cercano, esperando una respuesta que justificara el desaire. Sin embargo, la respuesta que recibió fue contundente: le han ordenado mantenerse al margen del proceso de acercamiento entre Felipe y sus hermanas.

Desde Zarzuela, le han dejado claro a la consorte que no debe interferir en la relación de su marido con las infantas Elena y Cristina. Para la Casa Real, lo más importante en este momento es la perpetuación de la monarquía y la unidad familiar de los Borbones, especialmente de cara al futuro reinado de la princesa Leonor. La reconciliación entre Felipe y sus hermanas es vista como un paso fundamental para garantizar la estabilidad de la institución, y Letizia ha sido informada de que su intervención podría poner en peligro estos objetivos.