La Casa Real española, acostumbrada a gestionar crisis detrás de los muros de Zarzuela, ha demostrado una notable habilidad para proteger su imagen pública. Durante décadas, las maniobras de la monarquía no solo han incluido estrategias diplomáticas, sino también recursos económicos destinados a evitar que escándalos sentimentales trasciendan. En el caso de Felipe VI, un episodio en particular sigue generando preguntas sobre los límites de la discreción real.
Desde que Juan Carlos I ascendió al trono, quedó claro que la continuidad de la dinastía borbónica sería su máxima prioridad. Muy por encima del bienestar de los ciudadanos o del país. Para el monarca, garantizar que su hijo se casara con alguien de la realeza era lo primordial: era un requisito estratégico. Así todo quedaba en casa.
Juan Carlos I consideraba imprescindible que Felipe VI se casara con alguien de sangre azul
Sin embargo, Felipe, entonces príncipe de Asturias, parecía ignorar estas expectativas al involucrarse con mujeres fuera de los círculos aristocráticos. Entre estas relaciones destacó la que mantuvo con Eva Sannum, una modelo noruega cuya carrera y estilo de vida contrastaban con las rígidas normas de la Casa Real.
La relación se mantuvo fuera del escrutinio mediático hasta que una fotografía de Eva en ropa interior fue publicada en una conocida revista. La polémica no solo sacudió a los medios, sino que también encendió las alarmas en Zarzuela. La presión derivó en una ruptura que Felipe comunicó públicamente: “Por razones estrictamente personales y particulares, hemos decidido tomar caminos separados”. Este comunicado, breve y sin concesiones, dejó un rastro de rumores que todavía resuenan.
Todas las fuentes coinciden en que hubo pagos para alejar a Eva Sannum
Diversas fuentes apuntan a que el desenlace no fue tan simple como lo plantearon en su momento. Según especulaciones, Zarzuela habría ofrecido una suma millonaria a Eva Sannum para asegurar su silencio sobre los detalles de su relación con el entonces heredero. Aunque los montos exactos nunca se han confirmado, se rumorea que el acuerdo habría sido suficientemente generoso como para mantenerla alejada de los medios y, sobre todo, del relato público de la monarquía.
El periodista Jaime Peñafiel, habitual crítico de la gestión interna de la Casa Real, alimentó estas teorías al afirmar que Fernando Almansa, jefe de la Casa del Rey en aquel momento, habría sido el encargado de negociar directamente con Eva. “No sabemos cuánto se pagó ni si se pagó, pero esta operación solo la pudo manejar Almansa. Don Juan Carlos, aunque lo quisiera, no tenía autoridad moral para frenar a su hijo en sus decisiones personales”, declaró.
Hoy, Eva Sannum vive completamente alejada de las cámaras. Con una carrera consolidada en la publicidad y una vida familiar estable, hace tiempo que cerró definitivamente el capítulo de su relación con Felipe. Sin embargo, su absoluta reserva sobre el asunto sigue siendo objeto de sospechas. Para muchos, este silencio total es la mejor evidencia de que existió un acuerdo económico entre la modelo y la Casa Real.