Para nadie es un secreto que desde que Letizia Ortiz, una periodista divorciada y de origen plebeyo, puso un pie en La Zarzuela, las aguas en el Palacio no han estado para nada tranquilas. Y es que, la relación entre la reina Letizia y sus suegros, especialmente con la reina emérita Sofía, ha estado llena de tensiones, choques de personalidades y, en definitiva, muy poca armonía. En días recientes, la desaparición repentina de Sofía de la escena durante la visita de Letizia y sus hijas a Mallorca no pasó desapercibida. Mientras la reina consorte paseaba por las calles mallorquinas, la emérita tenía otros planes en Motril, Granada, dado que debía cumplir con sus obligaciones institucionales al asistir al 30 aniversario de la muerte del rey Balduino de Bélgica.
Esta huida, aparentemente estratégica, deja entrever un malestar en el aire, especialmente porque la reina Sofía anhelaba un encuentro familiar con todos los nietos, un anhelo que se vio frustrado debido a la negativa de Letizia a mezclarse con ciertos miembros de la familia real. Froilán, Victoria y los Urdangarin, por mencionar algunos, parecen estar excluidos de la lista de personas con las que Letizia está dispuesta a compartir. Tampoco las Infantas Elena y Cristina se encuentran en términos amigables con la esposa de Felipe VI, motivo por el cual optaron por no asistir a la mencionada recepción. Sin embargo, las apariencias, como se suele decir, pueden ser engañosas, y en el caso de las Letizia y Sofía, la imagen pública y las sonrisas en los posados familiares podrían ser la fachada de un conflicto más profundo.
Sonrisas en la superficie, tensiones en la sombra
En los últimos años, La Zarzuela ha sido escenario de desencuentros y malentendidos entre los miembros de la Familia Real, y la reciente recepción en Marivent demostró esto una vez más, cuando la reina Sofía, en un esfuerzo por mantener la imagen de la Corona, se vio obligada a posar junto a Letizia y sus hijas, en una interpretación digna de un Oscar. A pesar de las sonrisas fingidas, las cámaras no lograron ocultar lo evidente: el mal rollo entre ellas. Los observadores reales sugieren que la Casa Real intervino para convencer a Sofía de que se uniera a la foto familiar, como parte de una campaña para mostrar que todo está en calma en la monarquía. Pero, como revela la periodista Pilar Eyre, la verdad detrás de las sonrisas y los abrazos esconde una realidad incómoda.
Pilar Eyre revela la verdad: la relación cordial entre Letizia y Sofía es una ‘simulación’
La relación entre Letizia y Sofía, según Eyre, es más teatro que armonía. Esto también se puso en evidencia durante la confirmación de la infanta Sofía, un acontecimiento que, en teoría, debía fortalecer los lazos familiares, pero que en realidad se convirtió en un escenario de simulación. La reconocida periodista explica de esta manera la motivación detrás de este esfuerzo por mostrar una relación positiva entre la suegra y la nuera: "Es algo habitual. Hay acción y reacción. Era raro que Doña Sofía no fuera a Gales a la ceremonia de graduación de Leonor. Así que ahora han querido escenificar la supuesta buena relación entre doña Letizia y doña Sofía, pero queda poco natural. Letizia no es cariñosa ni es muy de tocar. Sus propias hijas lo dicen, que ni siquiera las besa en público”, afirma Eyre.