En los últimos tiempos, la reina Letizia ha enfrentado una serie de desafíos que han puesto a prueba su influencia dentro de la Casa Real Española. Durante años, Letizia ha sido la figura dominante en Zarzuela, con numerosos informes que aseguran que tenía un rol decisivo en la dinámica familiar y en las decisiones de la monarquía. Sin embargo, recientes acontecimientos han marcado un cambio significativo en su posición y en la forma en que Zarzuela maneja la situación.
El punto de inflexión en este dominio de la reina Letizia llegó cuando Jaime del Burgo hizo revelaciones sobre presuntas infidelidades de la consorte al rey Felipe VI. Estas acusaciones, aunque no confirmadas, ya sea por su distanciamiento de Felipe o por el interés de Casa Real de apartarla del primer plano, resultaron en una notable pérdida de poder para Letizia, visibilizándose un debilitamiento en su influencia dentro del palacio.
La reina Letizia baja la cabeza, ya no manda en Zarzuela
Buena prueba de este cambio de dinámica se pudo ver solo unos días después, cuando la infanta Elena organizó una reunión en la que se incluyó a todos los miembros de la familia real, incluyendo a la reina Letizia y al rey emérito Juan Carlos I. Esta aparente reconciliación familiar sorprendió a muchos, especialmente considerando la conocida mala relación de Letizia con sus cuñadas y con su suegro. Como dijo Pilar Eyre, “Letizia estaba haciendo penitencia”.
En los últimos días, hemos visto otro cambio importante en cómo Zarzuela maneja la dinámica familiar, un cambio que refleja una actitud que no se había visto desde hace más de una década. Para entender este giro, es necesario recordar el escándalo del caso Nóos que surgió en 2010. Este escándalo resultó en la prisión de Iñaki Urdangarin y en un repudio general hacia la infanta Cristina, quien fue despojada del título de duquesa de Palma y sufrió una considerable distancia con su hermano Felipe VI.
La infanta Cristina recupera poco a poco su estatus en la casa real en detrimento de Letizia
Sin embargo, el panorama ha cambiado. Recientemente, Zarzuela ha hecho algo que no había hecho en 14 años: normalizar la relación entre Felipe VI y Cristina, en una acción que no habrá gustado en absoluto a la reina. Un claro ejemplo de este cambio se ha observado durante la boda de Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova, celebrada este fin de semana. En un gesto inesperado, Felipe y Cristina llegaron juntos al evento en el mismo vehículo. Una escena de cordialidad pública entre los hermanos que habría sido impensable hace menos de un año.
Durante años, Felipe VI y la infanta Cristina habían mantenido una distancia pública debido a los escándalos asociados con Urdangarin. Mientras Cristina encontraba apoyo en su hermana Elena, Felipe VI parecía distante, lo que acentuaba las divisiones dentro de la familia real. Ahora, parece que estas diferencias han sido superadas y el monarca está dispuesto a mostrar un apoyo público hacia su hermana, en un intento por cerrar heridas del pasado.
En contraste, Letizia se encontraba en París durante estos eventos, asistiendo a actividades en los Juegos Paralímpicos. Esta situación ha resaltado aún más el cambio en la prioridad dentro de Zarzuela, restándole protagonismo a la reina consorte y reafirmando el papel de la infanta Cristina como figura relevante en la familia real.