Juan Carlos I nunca estuvo enamorado de la reina Sofía. Le hicieron casarse con ella por obligación.  El emérito mantenía una relación seria con Olghina de Robilant, de quien estaba profundamente enamorado, pero su padre, Juan de Borbón, le obligó a casarse con la hija de la reina Federica. Estaban dispuestos a unir dos monarquías. El duque de Barcelona se encargó personalmente de acabar con la otra relación. Es lo que ha hecho el emérito siempre con Felipe VI como una especie de venganza. Él no fue feliz y no pretendía que su hijo lo fuese.

Miguel Ángel Revilla y Juan Carlos I
Miguel Ángel Revilla y Juan Carlos I

El emérito aceptó casarse por la corona, sabía que era su deber, pero no iba a querer nunca a la reina Sofía. Mantuvo relaciones íntimas con ella como con cualquier otra mujer. Juan Carlos I no se acostaría con la hermana de Irene nunca más en el momento en que se quedase embarazada de un varón, pero para su mala suerte los dos primeros nacimientos fueron mujeres. Las infantas Elena y Cristina. Harto de intentos, tenía ganas de hacer su vida, estuvo a punto de cambiar la Constitución para que su hija mayor fuese la futura reina, pero no la veía capacitada para ello.

Juan Carlos I no quería que la infanta Elena fuese Jefa de Estado porque no la veía capacitada 

Juan Carlos I se reunió con Adolfo Suárez, con quien en aquella época tenía una excelente relación. Por aquel entonces se trabajaba en el texto de la Constitución. “Mira, Adolfo, la verdad, no me voy a meter en el trabajo de esos siete sabios ni muchísimo menos, pero hay dos cosas que quería comentarte”, comentaba Pilar Eyre evocando aquel diálogo. "Si derogamos la ley sálica... tú sabes lo que es eso, ¿no?”, sugería el padre de Felipe VI sobre el problema de la sucesión.

“Pues mi chica mayor no está en condiciones de reinar. Tiene que ser Felipe, que ya es Príncipe de Asturias... No lo vamos a degradar ahora, ¿no?”, escribe Pilar Eyre, en boca del monarca. “Una vez más, Adolfo se sorprende por la astucia del hombre que tiene delante y al que muchos siguen tomando por tonto. Nombrando Príncipe de Asturias a Felipe en enero, algo a lo que casi nadie dio importancia, colocó a los ponentes de la Constitución ante los hechos consumados”.

“¡Una mierda para los tiempos! ¡Elena no puede reinar y punto en boca! No tengo por qué dar más explicaciones. ¿Hay un chico? ¡Pues ese tiene que heredar, vamos a dejarnos de modernidades que a nada conducen!”. No tenía ninguna confianza en su nieto mayor.

Ahora será su nieta Leonor quien continuará con el reinado, y Juan Carlos siempre ha apoyado esta decisión. Eso quiere decir que no le ha importado que una mujer herede el trono, no quería que esa mujer fuese su hija Elena. Juan Carlos llevó a la infanta Elena a realizarse unos exámenes psicológicos y salieron bastante negativos. El emérito no estaba dispuesto a que la corona española fuese el hazmerreír del resto de países.

Infanta Elena en Zamora / EFE
Infanta Elena en Zamora / EFE