Juan Carlos I estaba enamorado de Olghina de Robilant, ese fue su verdadero amor. Sin embargo, tuvo que olvidarse de ella y casarse con la reina Sofía como le ordenó Juan de Borbón. Su padre es quien se encargó de separarle de la escritora y periodista. Tenía que entablar relación con alguien de la realeza. Finalmente fue con la hermana de Irene de Grecia, que se quedó también sin su primera opción, Harald de Noruega. La boda fue un desastre y la luna de miel interminable aún más. Cuando volvieron a Zarzuela mantuvieron relaciones íntimas para dar a luz al futuro heredero al trono, era su única misión porque fuera de eso dormían en habitaciones separadas. Algunos días ni se veían. Como si fuese una maldición, el varón tardó en llegar. Los dos primeros embarazos fueron niñas, Elena y Cristina. Juan Carlos estuvo a punto de cambiar la Constitución para que su hija mayor fuese la futura reina. Tras el nacimiento de Felipe cesaron la convivencia.

La reina Sofía estuvo a punto de divorciarse cuando descubrió que Juan Carlos le era infiel con otras mujeres. Fue en el momento en que se enamoró de Bárbara Rey, una de sus perdición, como también lo fueron Corinna Larsen, con quien iba a casarse, y Marta Gayá, su gran amiga, la más fiel. Sin embargo, el emérito ya había engañado a su mujer desde el principio. Su fama de mujeriego le acompañaba. Se acostó con más de 5.000 mujeres, la mayoría de ellas prostitutas de lujo que él mismo contrataba y pagaba con los fondos de los Presupuestos Generales del Estado.

Juan Carlos discurso

Juan Carlos se ha acostado con más de 5.000 mujeres, la mayoría de ellas prostitutas 

Según Amadeo Martínez Inglés, le llamaban “el depredador Juanito”. Él cree que la cifra de 5.000 mujeres ya se habría superado. “La mayoría de las mujeres que se han acostado o han sufrido los juegos eróticos de este perverso personaje eran y son prostitutas. Naturalmente de alto, altísimo standing. En la primera división jugaban las altas féminas españolas asociadas normalmente al espectáculo, la canción, la política, la moda, la nobleza. Estas mujeres estaban a la orden -nunca desobedecida, faltaría más- de los “celestinos zarzueleros” que cursaban las peticiones del “sultán español” con apenas unas horas de antelación para que la agraciada se personara en orden de revista en el lugar señalado de antemano, donde sería recogida con el mayor secreto y trasladada al picadero regio correspondiente. Pero prostitutas nacionales eran las menos. Lo normal era contratar mujeres muy especiales de fuera de España. Tanto la nacionalidad, como la altura física, como el color del pelo, como el tamaño de los pechos, como su altura social eran fijadas escrupulosamente por Juanito. Eran traídas al lugar elegido en este país para recibir en olor de “amor puro y desinteresado” al impúdico Borbón”, desvela en una entrevista para ‘ElPlural’ el excoronel del Ejército.

Sofía y Juan Carlos EFE