Quim Monzó, genio de las letras, uno de los escritores más importantes en literatura catalana, tiene dos grandes pasiones: la buena manduca y la lengua catalana. De la segunda lo acreditan sus libros y escritos. De la primera, él mismo informa a menudo de las delicias que se pueden encontrar en según qué restaurantes de Barcelona. A menudo, en las redes sociales, confluyen las dos cosas. Hace unas semanas, en una conversación con Jordi Basté, habló de uno de sus restaurantes de cabecera, un restaurante chino. Pensar en ellos le generó una reflexión sobre la lengua, y sobre lo que hacen algunos catalanes, que es para que todos pensemos y le pongamos remedio: "Hay dos hijos, o dos nietos, que eran pequeños, cuando empecé a ir no levantaban dos palmos del suelo. A veces, cuando yo salía a hacer un piti, salían como para buscar conversación. Bien, estos chicos ya han pasado por la escuela y hablan un catalán excelente... Pues, evidentemente ningún puto catalán de estos que va, se les dirige en catalán, porque claro está, 'como ven que son chinos'... ¿Sabes este racismo catalán? Como tienen rasgos faciales que consideran orientales... 'no seamos violentos y le hablemos en catalán'", decía, imaginando qué deben pensar los chicos del restaurante: "Deben pensar: 'Y ¿ entonces, por qué cojones he estudiado esta lengua'?".
Monzó también se fija a menudo en los carteles, anuncios o cartas de los restaurantes y en qué ponen en catalán. A menudo, de manera hilarante, pone el acento en algunas frases o nombres en los cuales se ha fijado:
Recientemente, el escritor ha recibido una llamada comercial por parte de una operadora telefónica. Su sorpresa (e incluso rareza) fue que se dirigieron a él en catalán, punto débil que le lleva a decir que sí a todo, después de que le hayan hecho "la pelota hablándome en catalán":
Me acaban de llamar por teléfono y han intentado sacarme los datos personales haciéndome la gara-gara EN CATALÁN. Me he emocionado tanto que, voluntariamente, he estado a punto de decirle el número de la cuenta corrent����
— Quim Monzó (@QuimMonzo) November 11, 2022
Quim se emociona si le quieren vender el pescado, o un cambio de compañía telefónica, en catalán. O si ve un menú de un restaurante en catalán... Pero a veces hay quien se pasa de la raya. Porque una cosa es catalanizar los nombres de los platos y la otra, traducir sin tapujos sin revisarlo mínimamente. Y eso es lo que ha visto en la carta de un restaurante: había 'ensalada de la casa', 'caracoles' o 'ensalada verde'. Pero al lado de estos platos, otro. Un plato típico de Madrid. Unos callos, que algunos denominan en Catalunya tripes, aunque no se suelen traducir. Pero que chirría de mala manera y duele a los ojos verlo como calls (juderías). ¿Lo mejor? La sorna habitual de Monzó: "Por un precio tan bajo, te los deben servir sin sinagogas", dice en referencia a las juderías:
Por|Para un precio tan bajo, te los deben servir sin sinagogas. pic.twitter.com/8zdCmz12Z1
— Quim Monzó (@QuimMonzo) November 13, 2022
La red ha alucinado... y se ha abonado:
Plato conocido también como judería.
— Ignasi Duran Ubach (@IgnasiDU) November 13, 2022
De los inventores de la hamburguesa veganaaaaa, arribeeeeen....
— Jordi Roca (@tcv12345) November 14, 2022
LOS CALLOS KOSHEEEEER!!!!
¡Felicidades!
Está escrito en inglés.
— Es_pelma �������� (@ElPelma) November 13, 2022
Debe ser por|para llamadas "nacionales" y basta|bastante. 🙃
Totalmemnt de acuerdo....unas juderías sin sinagoga no valen nada....
— Francisco Collado (@Francis14542414) November 14, 2022
Podría ser peor... y traducirlo como "callos"
— BisbeDeSolsona (@BisbeDeSolsona) November 13, 2022