La era digital ha acabado con un tipo de comunicación tradicional: la epistolar. Las cartas manuscritas han quedado arrinconadas por whatsapps, tuits, correos electrónicos y memes. Pero tranquilos, siempre hay alguien en la resistencia. Alguien muy desfasado, sí, pero "se queda". Como el ciudadano mallorquín que le ha dirigido una misiva al diputado vasco de EH Bildu, Jon Iñárritu, y que le ha llegado al Congreso de los Diputados. Bien, rectificación: quizás Jon no lo sabía, pero ahora es Jan. Jan Iñarruti. Sobre todo en el mundo facha.

Jon Iñárritu @inarritujon

El escrito es demencial. De cada tres palabras, cuatro son insultos y el resto, propaganda ultra y monárquica casposa. Dice cosas como "que un petulante se pregunte 'para qué sirve la monarquía', es que eres más tonto que un catalán". Continúa con una perorata lisérgica sobre las virtudes del Jefe de Estado borbónico o la grandeza de España, admirada (!!!) por todo el mundo, salpicada con ladridos del estilo "cabrón terrorista amigo de Otegui", "hijo de puta", "bruto, os sacamos de las cuevas" y similares. Por si acaso Pablo Iglesias lee la carta, le dedica un "hijo de terrorista", "borracho, drogadicto, hijo de putero," cosa que también repite en fotografías recortadas de los diarios. Y el punto final: "agur, capullo de los cojones". Miel facha.

Carta facha a Jon Iñárritu @joninarritu

La carta, llena de faltas de ortografía, de respeto y de cualquier vestigio de decencia, ha "alegrado" el día a Jan. O a Jon. O a Jin. Arranca el curso político, como decía Iñárritu. Pues este alumno va a septiembre sin remisión. Y con tres mascarillas, que contagia.