La batalla del españolismo contra Catalunya tiene un nuevo campo de batalla: el embutido. La cosa va de chorizos y de fuets, así, por resumir la cosa. Todo a raíz de una noticia que no tendría que sorprender a nadie: la empresa murciana de alimentación, El Pozo (de la que es heredera la novia de Froilán, Mar Torres), ha anunciado que financiará la nueva tele de derecha derechísima de un exdiputado de Ciudadanos, uno de aquellos que se largó como Juan Carlos Girauta o Toni Cantó: hablamos del exvicepresidente de Coca Cola, Marcos de Quinto.
El hombre, al abandonar su escaño, acabó como la mayoría de ultras de la formación naranja: haciendo de tertuliano en el programa de Risto Mejide. Una aventura que acabó de mala manera, siguiendo la línea de Girauta, Javier Nart, etcétera: fuera del programa por ser demasiado facha y maleducado. Pero como Marcos "tiene posibles", ha decidido montarse 'el chiringuito' por su cuenta, y tiene previsto fundar un canal de televisión. ¿Y quien ha decidido poner dinerito en el proyecto? El emporio murciano, tan poderoso como españolista. Hasta aquí, todo más o menos en orden.
Esta nueva propuesta "informativa" todavía no ha visto la luz pero ya hace de las suyas. Sus potenciales espectadores se hacen cruces, indignados porque un conocido periodista deportivo y tuitero andaluz, Fonsi Loaiza, haya osado mencionar la hermandad entre la empresa de embutidos y la futura tele "derechista" de De Quinto. ¿Y quién resulta zurrado en esta ecuación? Catalunya y otra marca del sector con sede en Gurb: Casa Tarradellas. Le dicen de todo: 'lazis', indepes, 'separatas'; se inventan fake news diciendo que "sólo contratan a catalanes" o incluso se atreven a dibujar una estelada en su imagen comercial. Una intoxicación similar a la de consumir según qué productos.
El espectáculo catalanófobo e ignorante es tan patético que hace reír, la verdad. Un festival de sandeces de "de tomo y lomo", demostrando que más de uno en vez de cerebro tiene una secallona esmirriada dentro del cráneo. Algunos intentan poner juicio, pero ya se sabe que dónde no hay mata, no hay patata.
Mientras recuperamos el aliento después de tanta burrada, muchos tenemos en la cabeza aquella canción de La Trinca: "Un, dos, tres, butifarra de pagès".