El 24 de septiembre de 1991 se publicaba uno de los discos más importantes de la historia de la música: Nevermind. Segundo álbum de estudio de los míticos Nirvana, LP generacional, santo y seña del movimiento grunge y un disco que todo el mundo compró, escuchó y cantó a pleno pulmón. Discos de diamante, 35 millones de copias vendidas en todo el mundo, clasificado en el nº 17 en la lista de los 500 mejores álbumes de la historia y el nº 1 de Los 100 mejores álbumes de los 90 según la revista Rolling Stone. Y todo, por temas que todavía ahora están en la mente de todo el mundo: Smells like teen spirit, In bloom, Come as you are o Lithium. Una OBRA MAESTRA absoluta. Y no sólo por el contenido. También por la forma.

Porque si la música que sonaba cuando ponías el disco era maravillosa, la portada del disco era sencillamente magistral. Un bebé buceando completamente desnudo hacia un anzuelo en forma de billete de dólar. La idea le vino al genio Kurt Cobain mirando un programa de TV sobre nacimientos bajo el agua. El bebé escogido tenía tres meses y se llamaba (se llama) Spencer Elden, y era el hijo de un amigo del fotógrafo. Y la portada, inolvidable:

Diez años después, con 10 años, Elden recreó la portada para la revista Rolling Stone:

Ahora, aquel bebé, después niño, acaba de celebrar su 29.º cumpleaños. Y ha aparecido al lado, evidentemente, de una piscina, conmemorando el disco que lo hizo mundialmente famoso y que le hizo estar en millones de casas de todo el mundo:

29 años donde la vida ha cambiado mucho, donde él mismo ha cambiado mucho, donde ya no existen ni Kurt Cobain ni Nirvana. Pero por mucho que hayan pasado 29 años, lo que no ha cambiado es la sensación de estar escuchando una obra de arte. Dejen ahora mismo lo que estén haciendo y corran a ponerse el Nevermind.