Uno de los mejores medios informativos que hay en este país es, sin ningún tipo de discusión, la revista El Jueves. A través del humor gráfico, la sátira, el ingenio y la mala sombra consiguen llamar a las cosas por su nombre y dibujar la realidad de España a vuelapluma, sin medias verdades ni maquillaje, llamando a las cosas por su nombre y riéndose del muerto y de quien lo vela, especialmente, de la monarquía caradura de los Borbones, o de la clase política y buena parte de la sociedad española, también la judicial, que parece del siglo pasado, que abraza ideas retrógradas, peligrosas y fascistas y que vomita su odio siguiendo las soflamas ultras de algunos partidos políticos. Por ejemplo, el citado medio no se calla ni se callará cuándo se trate de parar los pies a Santiago Abascal, Macarena Olona y compañía. Los miembros de VOX, todo democracia, todo respeto por el colectivo LGTBI+, los inmigrantes o las mujeres, el único objetivo que tienen en la vida es envolverse en la bandera rojigualda, llenarse la boca de españolidad y hablar de la unidad del país. Todo el resto les lame un pie. Y esta nocividad, la compran, por desgracia, muchos seguidores del partido ultra.
No hay foto donde salgan personajes como Olona donde no se vea la banderita. Sus actos y mítines son un festival de color rojo y amarillo. Pero esta pasión hiperventilada por la rojigualda no lo es tanto cuando ven otras banderas. Y eso lo saben en El Jueves, que les han humillado, a ellos y a los patriotas cegados, con una portada descomunal, como acostumbran a hacer. Una portada obra de Igor Fernández absolutamente brutal, real y por desgracia, tristísima en el fondo, por la carga de veracidad que comporta. Una imagen de una fachada de un edificio, donde todos los vecinos cuelgan su banderita española del balcón, como si fuera el 12 de octubre, y donde un vecino con las facciones del líder de Vox se indigna por la bandera diferente que ha colgado otro vecino, la multicolor del colectivo LGTBI+, esta semana que se ha celebrado el Día del Orgullo: "Tampoco nos tenemos que enterar todos de lo que te gusta", dice Abascal... No hay que añadir nada más. En pie ante una nueva genialidad:
Como dicen ellos mismos, parafraseando el lema franquista de España, una grande y libre, "Una, grande y en cada balcón." Mucho mejor le iría a España si en cada casa, en lugar de una banderita rojigualda, lo que hubiera fuese un ejemplar de la revista El Jueves.