La muerte de Isabel II y el posterior funeral realizado (y televisado) hoy, once días después del deceso, han sido portada en todos los diarios. La trascendental noticia ha abierto telenoticias y ha copado gran parte de las tertulias televisivas del corazón. Reporteros de todo tipo han analizado al detalle el papel de la monarca inglesa durante sus 70 años de reinado. Pero la gran mayoría de aquell@s que se pasan horas y horas largando sobre la reina nunca la han conocido en persona. Quien sí que lo ha hecho es una famosa pintora catalana que, lejos de querer ser protagonista como contertulia, ha preferido ser discreta. Nunca había intervenido en un medio de comunicación hasta la muerte de la reina. El motivo no era menor: la reputada Míriam Escofet había recibido el encargo real de retratar a la reina. Atentos a todo lo que dice sobre la idolatrada Isabel II.

Retrato de la Reina Isabel II Miriam Escofet

Cerca de un año estuvo retratando a la reina más famosa del mundo hasta el momento. Escofet, de 55 años, recibió este encargo "con el que me dieron libertad completa" por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores británico y, la verdad, es que lo bordó. “Solo se lo enseñé a mis padres a través de videollamadas y a tres o cuatro amigos cuando empezó la desescalada. Había una cláusula de confidencialidad, pero ligera. Ya sabían que lo diría a la familia y amigos pero sin hacerlo público”, recuerda la barcelonesa, que con tan solo 12 años se fue a estudiar diseño en el Reino Unido.

Miriam Escofet retratando a Isabel II

Las complicaciones de pintar a la monarquía

Cuando Escofet recibió el encargo, el cual pudo entregar vía telemática a la reina el pasado 25 de julio, dudó en aceptarlo. Era todo un reto -seguro que bien remunerado-, pero pintar una monarca, como ella dice, es "una oportunidad, pero también un tema complicado". El afán de pintora le pudo y eligió la primera opción: una oportunidad. Rápidamente se puso manos a la obra y encauzó una obra con toques surrealistas. "Le introduje un par de toques surrealistas, entre ellos unas flores que se están desvaneciendo, lo que suponen la idea del tiempo orgánico, que pasa, y que la reina está en su última etapa”, reflexionaba. El otro detalle surrealista es la taza de té. Cuenta la artista que, con esta taza de Isabel II, ocurrió una anécdota muy graciosa.

Las dos visitas a Su Majestad: la historia de un retrato

Escofet se reunió dos veces con Queen Elizabeth para conocerla mejor y poder hacer un retrato más íntimo y fidedigno. La idea de verse con la monarca -aunque ella no ha aclarado si está a favor o no de la monarquía- la fascinó. Encontró en Isabel II una persona amable, con sentido del humor y con mucha energía. Con la mencionada taza de café, Miriam quiso incluir en ella una distorsión anamórfica con la estrella de la Orden de San Miguel y San Jorge. Cuenta la dueña del retrato que Isabel II le dijo que sí, que muy bien, pero que se había dejado el té de la taza en la cocina. Se ve que también era la reina del postureo.

En su segundo día de visita a Su Majestad, Escofet se dio cuenta de cómo era realmente la reina de Inglaterra. Lo narra así: “Quise captar a la persona y, aunque no pretendo conocerla en dos sesiones, la energía se percibe cuando te encuentras con alguien. Ella es pequeña, tiene 96 años, pero tiene una energía vital que impresiona”. Es por eso que era tan querida en Inglaterra.