La globalización es un fenómeno que ha provocado grandes avances... y enormes disparates. La segunda categoría es fuente de situaciones grotescas y delirantes, como el caso de que nos ocupa. Un periodista del programa 'Hoy por Hoy', que presenta la catalana Àngels Barceló en la Cadena SER, se ha quedado con los ojos como platos después de observar una, dos, tres y cien veces un mapa del Estado español. Cada vez que lo miraba su desconcierto crecía hasta tocar las nubes. Después hacía el recorrido en sentido inverso, estrellándose contra otra sensación: la hilaridad. No se lo podía creer. Nosotros tampoco.
Los mapas los carga el diablo, todo hay que decirlo. Una pequeña distracción puede provocar un alboroto excepcional. En TV3 lo saben bien: recordamos aquel episodio en el 'Tot es mou' de Helena Garcia Melero durante el confinamiento y la pandemia. Una representación gráfica de Catalunya que hacía daño a los ojos: intercambiaron las provincias del nomenclátor español y Tarragona acabó desplazada hacia el norte del país, mientras Lleida ocupaba su posición. Una chapuza como una casa, sí, pero que se explica rápido: aquellos días del estallido del coronavirus el mundo acabó patas arriba, e ir a trabajar era un lujo al alcance de pocos. En la tele pública catalana, por ejemplo: buena parte de sus profesionales lo hacían desde casa, mientras que en Sant Joan Despí estaban los imprescindibles. Por lo que se vio en pantalla, aquel día faltó una persona más: la que revisara aquel mapa y colocara todo aquello donde tocaba.
Javier Ruiz, periodista de Ángels Barceló, con los ojos como platos por un mapa muy absurdo de Catalunya
No es el caso, sin embargo, del mapa que ha compartido Javier Ruiz. Ni mucho menos. El suyo es todavía más loco, más absurdo, una aberración capaz de hacer estallar el cerebro del más juicioso. Eso sí, tiene una virtud: la del iluminado que ha hecho lo imposible por meter todos los municipios y poblaciones en el dibujo del Estado español, concretamente con respecto a Catalunya. Ruiz lo tiene claro, la culpa, o la causa, es la deslocalización de la producción, la competencia salvaje y la ausencia absoluta de rigor: todo por la pasta. Gana quien más factura, y en este caso el periodista apunta hacia un país y una economía que sabe mucho de fabricar en masa y de copiar indiscriminadamente. "A los chinos ya les da igual todo", dice con sarcasmo. Bien, sean chinos o no los autores de este esperpento, se han ganado una medalla. Y de las gordas. ¿De qué metal? De ninguno. De madera y llena de gusanos y termitas, siendo generosos.
Catalunya ya no es como la conocíamos: los gallegos se la han zampado
Resulta que Catalunya yo no es como la conocíamos. No tiene nada que ver. Las ciudades más importantes, los pueblos más bonitos y los lugares emblemáticos del país ya no existen. O ya no están allí donde toca, que al fin y al cabo es lo mismo. En vez de Barcelona, Lleida, Girona o Tarragona, nuestra tierra ahora cuenta con A Coruña, Ourense, Lugo o Pontevedra. Ya no podrán ir nunca más a Cadaqués, ahora se tendrán que conformar con Foz. ¿Quieren hacer una calçotada? Bien, será en Villagarcía de Arousa y nunca más en Valls. Estamos tristes porque el Parque Nacional de Aigüestortes ahora responde al nombre de O Barco de Valdeorras. Badalona es Vigo, Santiago es Vic. Catalunya ahora es Galicia, cosa que no nos parece mal como concepto: no tenemos nada en contra, todo lo contrario. Pero vaya, que hace daño. La pregunta: ¿cómo lo ha hecho este lumbreras para llegar a este punto de detalle y de incongruencia? Y peor todavía: ¿quién ha comercializado esta aberración? Cuántos misterios. Un mundo muy confuso, el nuestro.
Galicia caníbal, que cantaban Os Resentidos. Se ha zampado Catalunya en un abrir y cerrar de ojos.