La vida no perdona. Y los Rolling Stones, a pesar de su leyenda, no son ajenos a esta condena. La muerte de su batería Charlie Watts a los 80 años de edad lo confirma. El británico falleció ayer a un hospital de Londres, semanas después de someterse a una operación de la que no se conocen los detalles concretos. Su desaparición ha dejado pasmado a medio mundo: hablamos de los Rolling, una institución del 'rock'n'roll' durante las últimas 5 décadas, y que todavía se mantienen en activo. Eso sí, el estado de salud del percusionista le obligó a abandonar la gira americana de la banda de Mick Jagger y compañía, un hecho premonitorio de lo que acabamos de vivir.
La noticia, claro está, ha recorrido el planeta. La fama del grupo es colosal. Lo que nadie esperaba, sin embargo, es que un diario español y 'mucho español' como 'El Mundo' se hiciera famoso por pifiarla de forma absurda y grotesca en sus páginas. Una chapuza tan bestia que es difícil encontrarle una explicación plausible. Ah, sí, y que deja víctimas colaterales: otro batería español que ha tenido que decir 'este muerto está muy vivo', después de leer que le confundían con Watts.
Pues sí, lo han leído correctamente. Por alguna razón insondable Charlie Watts nos tenía engañados y no pertenecía a la banda de 'Sus satánicas majestades', si no que tocaba la batería en el grupo Los Planetas. Qué tipo, este Charlie. Evidentemente se trata de un error de categoría, y que ha cogido al auténtico miembro del grupo de Granada de pasta de boniato. Hablamos de Eric Jiménez, integrante de otros proyectos como Lagartija Nick, pero que nunca ha tocado con los Stones.
Eric, aparte de músico, tiene un bar en la ciudad nazarí. Allí seguramente ha leído la noticia, y allí invita a seguidores, amigos y curiosos para que comprueben que de muerte, nada. "Estoy vivo!! Podéis comprobarlo. Hoy estaré en el bar". Quizás la broma le sale por un ojo de la cara: si cuando celebras un cumpleaños, una boda o el nacimiento de un hijo es costumbre invitar a las amistades, qué no se tendrá que hacer el día que desmientes tu propia muerte. Un festival.
El error es excepcional, pero por muchas vueltas que damos, no llegamos a ninguna conclusión que descifre el enigma: ¿en que narices estaba pensando al redactor de los obituarios? Si tienen la respuesta, ya saben dónde encontrar a Eric, seguro que respira aliviado. Por cierto, que el diario ha corregido el disparate. Felicidades.