Un coste de 545 millones de euros. 156 metros de eslora. 23 de ancho. 30 de altura. 80 tripulantes. Dos pistas de aterrizaje para helicópteros. Un espacio de habitabilidad destinado a los huéspedes de 3.800 metros cuadrados. En definitiva, lujo a espuertas. Si usted se acaba de sacar el PER y quiere soñar un poco, vaya al Port Vell de Barcelona. Esta es la nueva atracción turística que le hace sombra a la Sagrada Familia o al Parque Güell. El yate Dilbar, el mayor y más caro del mundo, vuelve a marcar paquete y hace un nuevo parón en Barcelona, como ya pasó los últimos años.
Con uds yate más grande del mundo: #Dilbar, amarrado en el puerto de Barcelona. Su propietario es el ruso Alisher Usmavor, dueño del Arsenal pic.twitter.com/d8RpsH8t2s
— José del Franco (@josedelfranco) 6 de abril de 2017
La barquita es propietaria del magnate ruso Alisher Usmánov, un angelito que es el tercer hombre más rico de Rusia y que se encuentra en el lugar número 73 de la llsita Forbes de los hombres más ricos del mundo con 17.000 millones en sus cuentas bancarias. Por eso, los 545 millones que le ha costado el Dilbar son peccata minuta. El multimillonario, de origen uzbeko, hizo fortuna en la industria metalúrgica e invirtiendo en telecomunicaciones, además de ser el propietario de un paquete de acciones importantes del Arsenal, el club inglés de la Premier.
Lo bautizó así en honor de su madre, que estaría orgullosa de pasear su nombre por los principales puertos del mundo desde que se inauguró hace dos años en Cerdeña, delante de la mansión de Usmánov, en una fiesta a la que asistieron Robbie Williams, Andrea Bocelli, Charles Aznavour o la ex primera dama francesa Carla Bruni. Pero a pesar de la barbarie del Dilbar, todavía hay dos yates que la tienen más grande, el Eclipse de Roman Abramóvich (162 metros) y el contundente Azzam (180 metros) del príncipe Al Walid bin Talal, el hombre más rico de Arabia Saudí.
El Dilbar vuelve a escoger Barcelona, que poco a poco se está asentando entre los puertos más selectos del Mediterráneo para que los millonarios luzcan palmito, junto con Porto Cervo en Cerdeña, Montecarlo y Antibes en la cote d'azur. Curiosamente, aquí sí que se cumple aquella dicha que el tamaño importa, ya que el yate de Usmánov no puede descansar en tierras sardas por sus extraordinarias dimensiones.
Todo, antes de que el próximo mes, del 23 al 26 de abril, se celebre en Barcelona la trigésima edición del Myba Charter Show, uno de los principales acontecimientos mundiales de la industria de los yates, que llenará por segundo año consecutivo los muelles de la ciudad con más de 60 yates y casi 100 expositores náuticos. Eso, si al resto de yates no les avergüenza estar a la sombra del Dilbar y quedar como una zodiac de segunda mano.