Esta semana en la sección de La Bodega de El Nacional nuestra sumiller, Meritxell Falgueras, nos pone en la situación de ir a un restaurante a cenar y que el sumiller nos diga a la mesa: "¿Quién quiere probar el vino?" Y todo el mundo asustado por no saber cómo hacerlo... Seamos claros: si algo está en mal estado —una leche o un vino—, nuestra pituitaria nos alertará; tenemos este sentido de alerta que nos avisa de las cosas que pueden afectar a nuestro organismo.

Es muy fácil saber el estado de un vino: miraremos si huele bien o no y el color que tiene. Para saber más detalles, podemos echar un vistazo al libro que nos recomienda Meritxell, Les défauts, Le Nez du vin, pero la prueba infalible es oler el vino y remover la copa.