De la lanza al teléfono móvil. Esta evolución que hemos descrito en seis palabras ha costado centenares de millones de años. Hemos experimentado cambios, revoluciones y avances en todos los ámbitos. Pero el cuerpo humano ha evolucionado muy poco en comparación con el desarrollo de la alimentación, que ha experimentado cambios vertiginosos. Bajo este contexto ha nacido la dieta Paleo, que tal como aseguran sus creadores, es un retorno a los orígenes.
Un desequilibrio que muchos expertos y nutricionistas consideran que es causante de muchas enfermedades que sufrimos hoy día. Y todo por una razón primordial: nuestro ADN está programado para vivir como un cazador-recolector. La dieta Paleo es una dieta basada en todo tipo de verduras y hortalizas incluyendo también proteína animal, grasas de calidad, frutas, tubérculos y otros vegetales. En cambio, evita cereales, legumbres, azúcar, aceites refinados, lácteos y productos procesados.
Te damos 10 claves para seguir correctamente la dieta Paleo:
Dos o tres comidas al día. Nuestros antepasados comían mucho más esporádicamente, no como hoy en día. Por eso el ser humano se adaptó a almacenar grasa para utilizarlo como energía en tiempo de escasez. Actualmente la mayoría de personas come cantidades excesivas de carbohidratos y almacena mucha más grasa de la que consume.
Eliminar azúcares. El azúcar no sólo son los dulces. Durante el día bebemos cantidades de azúcar mucho más altas de las que somos conscientes, especialmente a través de refrescos, zumos o leche con lactosa. A la hora de beber es recomendable ingerir agua, té o café, sin azúcar y edulcorantes.
No a el gluten. El trigo, la espelta, la avena, el centeno... es mucho más sano comprarlos sin gluten. Seas celíaco o no, el gluten es una proteína que en grandes cantidades es contraproducente para el sistema inmunitario.
Prohibidos los aceites vegetales derivados de cereales. El aceite de girasol, de maíz, de sésamo o la soja están llenos de toxinas y tienen altos índice de omega6. Sustitúyelo por Ghee o mantequilla clarificada, grasas animales, aceite de coco o de aguacate.
Carnívoros 100%. Si eres carnívoro, esta es tu dieta. No te prives de carne roja, blanca, huevos, pescado y marisco. Son grasas básicas para el organismo. Somos una especie que evolucionó gracias a comer y cocinar carne.
Frutas y verduras. El verde no sólo es para los conejos. Disfruta de las verduras crudas, cocinadas, hervidas o al horno. Prueba de hacer cremas de verduras, atrévete a comprar algunas que nunca hayas probado o a buscar recetas diferentes.
Sin miedo a la tripería. Grandes chefs y personas vinculadas al mundo de la gastronomía aseguran que la tripería es la gran infravalorada de nuestra gastronomía. No tenemos cultura, pero un par a veces a la semana nos aporta vitaminas altamente beneficiosas para nuestra salud
¿Y el calcio?
Casi todos los alimentos aportan calcio: las almendras, el pescado azul, los huevos o las verduras de hoja verde. Las tribus amazónicas y otras sociedades cazadoras-cosechadoras llevan una dieta totalmente Paleo y no sufren problemas de descalcificación. Tomar el sol es una buena solución, ya que la vitamina D tiene un papel fundamental en la asimilación del calcio.
La grasa no es un enemigo
La grasa saturada de calidad puede suponer un alto porcentaje de las calorías que ingieres en un día sin que sea ningún problema para tu salud. Es importante apostar por carne ecológica, de calidad. Lo mismo sucede con los huevos. Las grasas de calidad, acompañadas de una dieta sana y equilibrada, no son un enemigo.
Deporte
La vida sedentaria que llevamos hoy en día no tiene nada que ver con la de nuestros antepasados. El ejercicio diario de supervivencia que realizaban para protegerse de peligros y amenazas, o simplemente, para conseguir comida, comportaba un gran consumo de calorías y al mismo tiempo grandes beneficios cardiovasculares. La vida no son matemáticas, pero una dieta equilibrada y la práctica del deporte es una fórmula que siempre suma.