De todas las imágenes vergonzosas que nos ha dejado la reciente visita a España del rey emérito, hay una que es sencillamente repugnante. Por la desvergüenza del monarca, por su reacción, por su gesto que demuestra que los ciudadanos del país que reinó hace un año le lamen un pie, no le importan lo más mínimo, pero también, por lo que dijo. Ver a alguien como Juan Carlos llegando a Sanxenxo como si nada, entre vítores y banderitas rojigualdas, entre aplausos y gritos de Viva el Rey, después de todo lo que ha hecho, después de protagonizar los escándalos más sonados de las monarquías europeas de los últimos tiempos, es muy significativo de la miseria moral que sobrevuela España, un país que es claro ejemplo de que da igual lo que hagas, que si eres un Borbón tienes carta blanca, puedes bajarte la bragueta y apuntar hacia los ciudadanos, que asentirán orgullosos. En Sanxenxo, a las puertas de Zarzuela o donde haga falta.

Cuatro gatos esperando la llegada de Juan Carlos en Zarzuela / Efe
Juan Carlos a su llegada a Zarzuela / Efe

Pero volviendo al inicio, de todas las imágenes miserables que hemos ido viendo las últimas 72 horas, hay una que se lleva la palma. Un nuevo capítulo en las peripecias exhibicionistas de Juan Carlos y su idea autoconvencida de que él está por encima del bien y del mal la tuvimos, precisamente, en tierras gallegas. Después de pasear su gorra roja y su jeta infinita a bordo de un velero, el padre de Felipe, crecido, desafiante y haciéndose el despistado de lo que pasa a su alrededor se detuvo ante el grupo de periodistas que lo acosaba. Primero le preguntaron cómo se enfrentaría al reencuentro con su hijo: "Pregunta, pregunta tú. Yo estoy aquí", decía él haciendo el símbolo de la victoria. Es lo que tiene creerse impune. La foto es abyecta.

Juan Carlos en Sanxenxo / Europa Press

Ver esto tendría que hacer reflexionar a más de uno. Pero Spain is different y a muchos, todavía les ha hecho gracia y todo ver a este personaje riéndose así del personal. A muchos otros, por suerte, no. Como Joaquín Kremel. El excelente actor catalán, a sus 74 años, tiene la sana costumbre de decir lo que le salga del moño. Especialmente sobre la Catalunya que tanto quiere y los Borbones que le provocan urticaria. Vale la pena estos días revisar las redes sociales del intérprete de Montgat, a quien hemos visto en numerosas series y obras de teatro. Por ejemplo, el tuit que tiene fijado: "Juan Carlos I de España y V de Andorra Suiza Liechtenstein Panamá Jersey...":

...o este diálogo sensacional que se ha imaginado Kremel cuando ha visto a Juan Carlos llegar en el coche que lo llevaba a Zarzuela para reencontrarse con su hijo: "Majestad, once horas en la Zarzuela. ¿Muchas horas, no? - Es que no encontraba la máquina de contar dinero. Jaja":

Uno de los momentos que han generado más controversia fue cuando una de las periodistas que seguían la visita del emérito, reportera de La Sexta, se acercó hasta el rey para preguntarle si pensaba darle explicaciones a su hijo por sus supuestos escándalos de corrupción. ¿Y cuál fue la respuesta fachendosa de Juan Carlos?: "Explicaciones, ¿de qué? Jajaja". Kremel ha cogido la respuesta y le ha dado su particular punto de vista. Un boomerang demoledor que le ha llegado a los Borbones en forma de galleta con la mano abierta. ¿Explicaciones de qué? Pues por ejemplo, de una chillona imagen que ha publicado Kremel donde se puede ver a un joven Juan Carlos jugando a golf bien acompañado ¿de quién? Del dictador, de Franco, los dos con los pantalones bien subidos. El tuit ha corrido como la pólvora. La red, desatada:

El agujero importante no es el del campo de gol donde jugaban Juan Carlos y Franco... es el de la democracia española.