La actriz catalana Estel Solé es, aparte de una magnífica intérprete, una mujer que no se calla nada, y bien que hace. A menudo ha hecho pública su indignación cuando alguna cosa de su alrededor chirriaba. Tanto cuando ha ido como tertuliana a algún programa, como a menudo hacía en el Obrim fil de Xavier Sardà, como sus redes sociales, la actriz a quien vimos por ejemplo en La riera, y que también ganó en el 2011 el Premio Amadeu Oller con el libro de poesía Dones que somiaven ser altres dones es una persona que cuando habla, vale la pena escucharla.

Hace un año dejaba claro que "Mal rayo fulmine a la gente que tiene la mala educación de poner música con el altavoz a todo trapo dentro de los trenes/metros" dedicado a aquellos personajes habituales de los vagones de metro que se piensan que van solos, que se creen que están en su casa haciendo una fiesta o que creen que al resto de los pasajeros nos interesa muchísimo la música que él escucha. Gente a la que le resbala totalmente si alguien a su lado quiere leer, mirar el móvil en silencio, hablar con un acompañante, dormir o pensar en sus cosas camino de casa o del trabajo. A uno de estos energúmenos le cantó las cuarenta... y se encontró con un cromañón. "Una chica que le dice al señor que está molestando a todo el vagón. Nos sumamos 5 mujeres más". El hombre, lejos de retractarse, "las increpó, nos insulta y cierra con 'tenéis suerte de ser mujeres que sino...'". Ella misma acababa la frase que seguro le ha pasado por la cabeza al energúmeno: "nos revienta/mata. Cuando un hombre no nos mata, todavía tenemos que dar las gracias. Machismo por todas partes".

Ahora ha vuelto a poner el grito en el cielo. No por ningún encontronazo con machistas abyectos, pero sí con la nueva manera de hacer que algún lumbreras ha tenido en el Ikea. Estel ha alucinado de que en la popular empresa de muebles hayan eliminado personas que te atendían a la hora de cobrar y en cambio, hayan reforzado el servicio de seguridad, algunos, no siempre con la actitud más educada y comprensiva con el cliente: "Me parece fuerte que Ikea Espanya haya eliminado cajeros/eras y ahora tengan máquinas de auto pago, pero como no se fían de la clientela, un segurata, con actitud fiscalizadora, una vez sales, te revisa aquello que tienes en el carrito y el ticket de compra. Lamentable". Tiene toda la razón. La red ha reaccionado como ella:

Así como cada mueble viene acompañado de una hoja con las instrucciones, quizás los que tendrían que recibir instrucciones de cómo tener tacto son los de seguridad.