El año 2020 les cambió la vida a un grupo de chicos y chicas que se querían dedicar al mundo de la música. Antes de que estallara la pandemia, un grupo de aspirantes entraron ilusionados para cumplir un sueño: convertirse en cantantes profesionales en una nueva edición del talent musical por excelencia: Operación Triunfo. Fue el año de Nick, Maialen, Eli, Nia, Bruno, Rafa, Ariadna, Gerard, Eva, Flavio, Anaju, Hugo, Anne, Javy, Jesús y Samantha.
Quedémonos con una chica que quedó cuarta clasificada. Aragonesa, tenía 26 años cuando entró en la Academia, y se llamaba Ana Julieta Caliava, aunque todo el mundo la conoce por el nombre artístico que se puso, uniendo sus dos nombres: Anaju. Dejó atrás publicidad, diseño gráfico, relaciones públicas y la danza y subió encima del escenario del programa dispuesta a comerse el mundo con su presencia escénica, su fuerza y su voz. Una triunfita que nos regaló alguna actuación maravillosa, como esta versión de Con altura de Rosalía, al lado de su compañera Maialen:
Más allá de su prodigiosa voz, su look también era inconfundible, con una característica peca encima de una ceja y con una larguísima y morena melena... Hasta ahora, cuando ha decidido cortar por lo sano. El próximo año publica disco y de momento, ya ha regalado a sus fans el primer single, Mal de ojo. Un tema y un trabajo discográfico donde ha decidido hacer un cambio radical de estilo musical... y de imagen. Porque Anaju ha dicho adiós a su pelo y se ha rapado a saco, de manera radical, casi al cero. Y no sólo eso, también se ha teñido de un color platino. Un cambio de look sencillamente ESPECTACULAR y radical. Así era Anaju como todos la recordamos...:
...y así es ahora:
Espectacular. Ella misma explica en una entrevista en el diario As el por qué de este cambio: "Es un cambio de etapa muy grande a nivel artístico, profesional, y como nos pasa a todos con los cambios de etapa, ayuda ver el cambio también a nivel físico para sentirme en sintonía con todo lo nuevo. No sabía exactamente lo que quería, pero sí que fuera un cambio notable. Lo había notado en mí, como en ese proyecto. No era un pasar página sino cambiar de libro. Tenía el pelo por el final de la espalda y me decían: '¿A media melena?'. Pero para hacerme eso no me hacía nada. 'Y si me rapo...'". ¿Le costó?: "Cuando ves aparecer las tijeras ahí… Pero no es el fin del mundo. Es algo bueno. No me arrepiento con estas cosas, los cambios tan gordos dan mucho vértigo, pero abrazo el cambio. Eso sí, me veo rarísima. Cuando entro en algún sitio y me veo reflejada en los espejos digo: '¿Esa soy yo?'".
Una Anaju, sin embargo, que ha vivido experiencias muy duras, como vivir en primera persona los atentados de agosto del 2017 en las Ramblas, ya que estaba por las calles buscando piso con su hermana. Así que esto de ahora, no es nada: "Es algo que trato de dejar atrás ya, después de psicólogo, tratarme. Pero vivir una situación así en primera persona te enseña que por mucho miedo que te de cortarte el pelo, da igual. Que si quieres hacer lo que quieras, que lo persigas, sin miedo. Que la vida no está para tomar decisiones, que no sabes cuando se va a terminar". Tiene toda la razón.