Uno de los programas que vale más la pena de la propuesta radiofónica actual es El faro de la Cadena SER, con Mara Torres al frente. Recientemente, la periodista ha tenido una conversación deliciosa con una de las mejores actrices catalanas que hay, con permiso de Candela Peña, la maravillosa Anna Castillo.
Juntas han recordado momentos de niñez de la intérprete de El olivo, Oro, La Llamada, Adú o la más reciente, Mediterráneo.
Castillo, nacida en Barcelona, habla de su relación con el mar, "si en algún momento me pasara algo triste en la vida, recurriría a él, es lo que más paz podría darme".
La intérprete ha recordado, por ejemplo, sus veranos en Sant Carles de la Ràpita y cómo era la habitación de casa de sus padres cuando ella era pequeña: "Somos dos hermanas. La habitación de cuando era pequeña siempre ha sido una litera con un armario y una mesita. La pinté de rosa entero, sin pósters, pero colgué vinilos. Había uno de una boca gigante".
Ahora vive lejos de aquella casa que daba a un patio interior, llena de pajarillos en las ventanas. Ahora vive "en medio del meollo de Madrid", pero Castillo ha recordado su pequeña habitación, llena de vinilos, a ella, que le entusiasma la música. Pero ha sido una canción la que la ha dejado temblando de la emoción, y con la lagrimita cayéndole conmovida. Ha sido cuando la locutora le ha puesto un tema y le ha dicho que lo escuchara atentamente, a ver qué le evocaba.
Antes, sin embargo, Torres le recuerda que "siempre hablas de tus padres muy agradecida de que te hayan apoyado desde el principio en tu trayectoria. ¿Cómo se llaman?". Los padres se llaman Alba y Carlos, y precisamente de la madre se ha acordado sólo oír unas notas de piano y una voz inconfundible, la de Lluís Llach, empezando a cantar "I avui que et puc fer una cançó, recordo quan vas arribar amb el misteri dels senzills, els ulls inquiets, el cos altiu" ("I hoy que te puedo hacer una canción, recuerdo cuándo llegaste con el misterio de los sencillos, los ojos inquietos, el cuerpo altivo").
El precioso tema dedicado a su guitarrista Laura Aymerich, que desgraciadamente murió ahora hace dos años. Un Laura que ha hecho perder la compostura a Castillo, que sólo empezar a oírla, ha reconocido que "No puedo...". Y lo que no podía era contener la emoción.
Ella misma explica por qué: "Es la canción que me cantaba mi madre de pequeña. Es algo que siempre ha cantado mi madre en casa. Se la ha cantado a mi hermana, y yo cuando quiero cantar una nana canto esta canción. Y lo bonito es que mi madre cambiaba el nombre de 'Laura' por 'Anna'".
Anna se pone a cantar, con una voz preciosa, por cierto, evocando aquel recuerdo maravilloso de infancia... "Lo que me gusta de esta canción es que mi hermana se la aprendió con el nombre de 'Anna', porque ella pensaba que era así". Puedes verlo cliqueando en la foto a partir del minuto 4'14":
Entendemos perfectamente a Anna. Una canción increíble. Escuchen el resto de la conversación. Magnífica, íntima, conmovedora. Rendidos a Llach y a Anna Castillo.