Telecinco empieza a explotar su caramelito de oro. Con Gran Hermano VIP quieren liderar y hacer una buena audiencia. ¿Cómo? Enganchando los teleespectadores más cotillas a las discusiones entre los famosos. Tres galas a la semana y vídeos con los mejores momentos cada tarde en Sálvame. La saturación es evidente, pero de momento les funciona.
Este martes han empezado fuertes. Una de las novedades de esta edición pasa por colocar a los concursantes en una sala negra con una pizarra que tienen que llenar con los momentos más destacados de su vida. Es una manera rápida y eficaz para que se abran y se sinceren mientras analizan públicamente su pasado.
La primera en someterse a esta prueba ha sido Aramís Fuster. La bruja ya destaca como la más divertida del casting, y conociendo su manera de ser, era evidente que este experimento tendría resultados. La catalana se abrió en canal y acabó llorando como una magdalena, un show dramático que Telecinco supo exprimir.
Primero de todo empezaron con un episodio muy duro: los maltratos que recibió de pequeña. Resulta que la pareja de su madre maltrataba a las dos, lo que habría marcado muchísimo sus vidas. Aramís aseguró que con sólo seis años se veía obligada a llamar a la guardia civil para que viniera a separarles. Pero eso no fue lo peor, sino que un día recibió una cuchillada. Lo relató entre lágrimas, pero no dudó al enseñar la cicatriz para dar peso a su triste historia.
Aramís prosiguió con el relato, deteniéndose en su adolescencia cuando se casó "para sacar a mi madre del infierno de casa en la que vivíamos". De aquí, a ser muy feliz gracias a sus dos hijos pero volver a la depresión más profunda cuando empezaron a odiarla. Y, finalmente, a comentar destrozada que su carrera no ha sido fácil porque siempre le han desacreditado: "He tenido que aguantar de todo".
Ahora bien, no todo fue drama. La bruja quiso hablar del corazón y acabó confesando que todos sus amantes siempre han estado casados. De hecho, dejó caer que el padre de uno de sus hijos es un conocido político "que tenía que ser el relevo de Jordi Pujol" y que la dejó plantada cuando supo que estaba embarazada: "Se marchó a Bruselas y ya no ha vuelto". Por último, una confesión divertida: "Mi amor platónico es Mario Conde".
Con todo, el programa ha liderado la noche televisiva en España. Objetivo conseguido. Ahora, a hacerlo el jueves otra vez.