Si la semana pasada fue Lady Gaga y su espectáculo en la Superbowl, ahora ha sido el turno de Beyoncé, quien, embarazada de gemelos, ha acabado convirtiéndose en la sensación de los Grammy.
Beyoncé llegaba a la ceremonia con 9 nominaciones a sus espaldas -incluyendo las categorías más destacadas-, de los que sólo se ha llevado dos premios: mejor vídeo, para Formation, y mejor álbum urbano contemporáneo, para Lemonade. Sin embargo, ha acabado haciendo más ruido que la triunfadora en premios, Adele, gracias a una oda a la maternidad que ha hecho con su actuación, y que fue aplaudida desde Los Ángeles, donde se celebró la ceremonia, hasta las redes sociales de todo el mundo.
Vestida de vistosas lentejuelas, Beyoncé aterrizó en el escenario dispuesta a hacer gala del estado en que se encuentra: embarazada. Con menos baile del que nos tiene acostumbrados, brilló con las canciones Love Drought y Sandcastles, siempre escudada de mujeres, que no pararon de bailar por ella.
Bajo el escenario, Beyoncé recibió el apoyo de su pareja, Jay Z, visiblemente emocionado, y de la hija de ambos, la pequeña Blue Ivy.
También homenajeó a Beyoncé la ganadora de la noche, Adele. Al recoger el premio al mejor álbum del año, la estrella británica pronunció un sentido discurso, en el que dijo que el galardón lo merecía su amiga y exmiembro de las Destiny's Child.
Adele también fue noticia por una equivocación mientras cantaba, en un homenaje al desaparecido George Michael, que hizo que volviera a empezar la canción...
Todo un mal trago para la artista, que fue perdonado por el público.