Los que han visto su monólogo ¿Sí o no? de Bruno Oro en la Sala 9 del cine Bosque de Barcelona dicen que es hilarante. El actor catalán continúa en buena forma con un sentido del humor y un sarcasmo que siempre ha tenido desde que decidió dedicarse a la comedia, el teatro y la televisión. El inolvidable Artur Mas, Ángel Acebes y tantos y tantos otros personajes del Polònia de TV3 ahora vuela en solitario y cuando sube encima de un escenario, Oro hace oro con su voz y sus caras. Hace reír, emociona, divierte y distrae como pocos. En la pantalla, encima de un escenario o en los impagables vídeos que se graba (durante la pandemia, fueron IMPRESCINDIBLES), hablando de alguna cosa de actualidad con un sentido del humor irónico, socarrón y divertidísimo.

Bruno Oro en '¿Sí o no? / @bru_oro

Artista polifacético, interpreta, hace obras, saca discos o publica libros. El último, No somos gilipollas: "Fui a Madrid a hacer un casting. Luego cené con mis primos y la cena se complicó. Terminamos en una situación imprevista, tensa y un poco tragicómica. Esa noche es el hilo conductor de NO SOMOS GILIPOLLAS. Porque lo que nos pasó resume a la perfección los males endémicos de nuestra sociedad. Nuestras miserias y virtudes. Y esa penosa sensación de que a veces, desde arriba, se nos mean encima". Entretenimiento asegurado que cuenta con un prologuista de lujo: Jordi Évole.

Bruno Oro / @bru_oro

El libro, como bien se especifica, es una radiografía de nuestro querido e imperfecto país. ¿Cuál? Sobre sentirse de un sitio o de otro ha hablado en una entrevista para la Agencia Efe. Explica que el libro "es un retrato generalista y de brocha gorda que invita a reflexionar a través de la risa sobre las virtudes y los defectos que caracterizan a catalanes, andaluces, gallegos, vascos, madrileños y todas las demás perlas del Estado”. Un poti poti de rasgos característicos que resume en que  "los catalanes son serios y nobles, los madrileños son acogedores, los andaluces son muy festivos, pero siempre te toman el pelo, y el vasco, como el gallego, es muy serio, pero generoso”. Con un denominador común a todos ellos: “Somos vagos, perezosos y un poco irresponsables con el curro, porque en el fondo lo que más nos gusta es encontrar motivos para festejar, estar con los amigos o la familia y disfrutar de la vida”.

Bruno Oro / @bru_oro

Oro no se muerde la lengua hablando, no de los ciudadanos, sino de la clase política del país, que para él, parece un jardín de infancia: "La política se parece a una guardería", y los políticos, "los niños en un patio de colegio". Pone un ejemplo, las disputas entre los gobiernos de la Generalitat y el de Madrid durante la pandemia, una “rivalidad estúpida, unos para ser los más estrictos y los otros para ser los más festivos. Catalunya quiso dar ejemplo de su ‘seny’ cerrando la restauración, mientras en Madrid Ayuso se puso tremenda y dijo: ‘A mi no me joden la fiesta’”. La clase política, según el actor, a la altura del betún: "ha descendido a los infiernos", con discursos basados "en la descalificación, el insulto y en ser el más hábil dando zascas". ¿Y el procés? Oro se autoproclama "equidistante: las banderas y las fronteras no me dicen nada". El independentismo, para él, "se ha desacreditado mucho por culpa de un Gobierno que está peleado y que ha desilusionado a la gente". Gente a quien le ve "agotamiento, tanto independentistas como no independentistas". ¿Qué ha dicho la red?

También se ha referido al auge de la extrema derecha en España con la irrupción de Vox y llamamiento a “recuperar la tolerancia y la capacidad de abrigar a lo diverso. Aunque a veces tengamos la sensación de que se nos mean desde arriba, quisiera demostrar que la mayoría de los habitantes de este país surrealista no somos gilipollas”. ¿Se puede hacer comedia de todo?, le preguntan. Respuesta: "Se puede hacer comedia de casi todo, pero es un momento delicado para el humor", dice un Oro que lamenta tener que autocensurarse en redes para evitar insultos o que lo acusen de "faltar al respeto a alguien".