Carles Sans es un genio. Lo era antes, cuando eran tres, y lo es ahora, cuando está solo encima del escenario. El ex Tricicle ahora sigue triunfando en solitario después de toda una vida haciéndonos reír al lado de sus inseparables Joan Gràcia y Paco Mir ("nos llamaban 'el gordito', 'el calvito' y 'el guapo'... yo era el único al que no le ponían ningún diminutivo, ya me estaba bien", reconoce socarrón en una conversación deliciosa con Xavi Bundó en el Via lliure de RAC1. El actor ha charlado con él y con Malcolm Otero en una de las mejores secciones del programa de los fines de semana, 'El plato estrella', donde en torno a una mesa, mientras degustan una comida maravillosa de algún restaurante, van charlando sobre la vida, sobre el presente, el pasado y el futuro. Un presente que ha llevado a Sans al teatro Poliorama de Barcelona, donde quedan pocas funciones de un espectáculo imprescindible, que si no habéis visto, ya tardáis: Per fi sol.
Después de toda una vida haciéndonos reír sin abrir la boca al lado del Tricicle, ahora Carles habla y explica experiencias alocadísimas e hilarantes que le han pasado a lo largo de toda una vida subiendo a los escenarios. Un monólogo divertidísimo de un tipo que solo verlo, ya se te dibuja una sonrisa en la cara. Buena gente hasta decir basta, simpático, extrovertido, educado, socarrón y un encanto de persona, los que lo conocen bien se deshacen en elogios hacia él. El actor, como decíamos, ha estado charlando entre croqueta y croqueta en RAC1, y ya que la excusa es una conversación en torno a una mesa, Bundó le saca, solo empezar, cuál es su relación con la gastronomía y la cocina. Y él lo tiene claro: "De las pocas cosas que no nos cansamos nunca en la vida es la de comida. Ahora saldrá el típico: '¡Y follar!'... el sexo está muy bien, pero es que comer... sigue gustándonos aunque lo hacemos tres veces al día".
Y cocinar, aparte de comer, ¿cómo lo lleva?: "Mi madre, como todas las madres, era una muy buena cocinera, y muy mayor, con 90-91, me hacía una serie de platos que no comía en ningún sitio más". Cocina tradicional, de toda la vida, de casa, y muchos platos catalanes como solo nuestras madres, abuelas, y bisabuelas saben y sabían cocinar. Un día, Carles le dio a su madre una noticia: lo habían invitado a ir a un programa de tele de Karlos Arguiñano, del que su madre era una gran fan. Un programa donde el invitado VIP cocinaba con el chef vasco. Carles le pidió a su madre: "'Vendré para que me expliques exactamente cómo haces el fricandó', que ella lo bordaba, 'los macarrones y una serie de cosas más'. Y yo en la cocina, con mi Mac, mi ordenador, anotando medidas". Una vez con la receta, las practicó en casa antes de ir al programa de Arguiñano.
De tanto practicar, reconoce orgulloso que "tengo un fricandó bueno", uno de los platos más icónicos de la gastronomía catalana... Y Carles Sans fue al programa de Arguiñano, donde el chef-presentador pedía a los invitados que le hicieran cocinar un plato. Y Carles escogió el fricandó, tan típico de nuestra casa: "Pensé: el fricandó. Le dije a mi madre: 'Arguiñano hará el fricandó'... por llamarle de alguna manera al engendro que perpetró Arguiñano entre fogones: "Hizo un fricandó tan horroroso...". Y la madre del actor tampoco se quedó callada y fue un paso más allá: "Pero ¿¿qué es esta mierda??...' Mi madre, que tenía a Arguiñano en un altar... '¿¿Pero qué mierda de fricandó es este??... No lo entendieron. El concepto 'fricandó', fuera de Catalunya, cuesta un poco". Incluso para grandes cocineros como Arguiñano. Sensacional.