Carlos Cuevas está en nuestras vidas desde hace muchos años, desde que nos enamoró de bien pequeño haciendo de 'Biel', el hijo del Emma Vilarasau en Ventdelplà. Desde entonces, una carrera exitosa y llena de personajes increíbles que nos ha regalado este actor inmenso. Todo talento, veracidad, simpatía, Carlos es un intérprete descomunal, como lo demuestran sus papeles en series, películas y obras como Merlí, Cuéntame cómo pasó, 45 revoluciones, Smiley, Cites, El 47, Gente que viene y bah, Donde caben dos, Els nostres tigres beuen llet o Jauría. El de Montcada i Reixac acaba de pasar por un programa imprescindible, L'eclipsi de TV3 y Catalunya Ràdio, donde Roger Escapa mantiene conversaciones deliciosas con unos invitados que se abren en canal.
Por ejemplo, hablando de parejas y de qué tiene que tener alguien para enamorar a Carlos: "Para mí la admiración es lo más importante, alguna cosa que me tiene que seducir, atrapar, cómo vives, cómo hablas, cómo piensas, a quién votas, el discurso que tienes...". "Tú te enamoras de la mente", le dice Roger... "Sí, sí, ya lo decía aquella peli, Martin Hache... 'Hay que follarse a las mentes'". ¿Qué más tiene que tener una persona para que él se enamore?: "Para mí es muy importante la ternura, no entiendo la frialdad. Y para mí es muy importante un compromiso socialpolítico, vincularme con alguien que tenga unos ideales igual de firmes, que se preocupe por el mundo que le rodea, que no le de igual quién está gobernando, que se le remueva el pecho cuando ve una causa injusta". Eso sí, reconoce que tiene más facilidad para mantener a los amigos de toda la vida que a las parejas.
Uno de estos amigos íntimos es Miki Esparbé, con quien vivió uno de los momentos más especiales de su vida, su mejor noche: "Fue una noche en México, hace tres años, en una playa perdida de la mano de Dios, en la costa del pacífico, en un lugar muy escondido, que no diré el nombre para que no se llene de gente, con dos de mis mejores amigos, Miki (Esparbé) y Ruben". Fue un viaje precioso, y una noche "llena de estrellas, con unas conversaciones estupendas, después de todo el día haciendo surf, y en un año que fue muy difícil, pero que también fue muy bonito. Hablábamos de todo y de nada. La recuerdo tan bonita no porque sucediera una cosa en concreto. Unas lagunas escondidas, que tienes que coger un bus, después un taxi, después una barca... Fuimos por tres días y nos quedamos diez".
Celoso de su intimidad, rehúye de la prensa del corazón y defiende su parcela privada por mucho que tenga un trabajo público. Trabajo que aborda todos los campos, "es muy cutre que aquí se hagan distinciones de actor de cine, televisión o teatro. Incluso decimos 'actor de comedia!!. Algún día me encantará dirigir, aunque he tenido algún director 'cabrón'. Prefiero trabajar con buenas personas que con gente brillante". El actor se ha emocionado cuando le han regalado un objeto personal nunca visto, de cuándo era pequeño, un títere... "Ostras, habéis ido muy lejos, qué bonito! Esto es un putxineli que soy yo, que me regalaron cuando hacía 'Ventdelplà'. Eso no lo había visto nunca más!!.
Un Carlos encantador, que ha jugado al juego de la jenga, ir sacando piezas de madera con preguntas comprometidas, donde ha reconocido que "no he fingido nunca ningún orgasmo" o que "perdonaría que un amigo se liara con una ex mía". Una conversación sensacional, que vale mucho la pena.
Carlos Cuevas, maravilloso.