En cuestión de días se cumplirán los dos meses desde que Daniel Sancho, el hijo del reconocido actor Rodolfo Sancho, ingresase en la prisión tailandesa de la isla de Koh Samui a la espera de juicio. El motivo es, cuando menos, escalofriante, y es que el joven cocinero está acusado —y, en realidad, también lo ha confesado— del asesinato y posterior descuartizamiento de un hombre con quien tenía una relación más que turbia. Hablamos del cirujano colombiano Edwin Arrieta, de 44 años, con quien estaba pasando unos días en la isla de Koh Phangan cuando, presuntamente, decidió poner fin a su vida de forma premeditada.
Desde entonces, las informaciones sobre el caso con respecto a lo que sucede dentro y fuera de la prisión no se han dejado de suceder. En materia del exterior, se pone en entredicho el estilo de vida de Sancho. Sus influyentes amistades, noches de ocio interminables en que dilapidaba mucho dinero y unos negocios que regentaba que quizás no eran tan reales. Sobre la prisión que es su nueva casa también se ha cuestionado las condiciones, aparentemente muy lamentables, en qué ahora vive. Sin embargo, otro aspecto que ha suscitado mucho interés son las visitas que ha recibido desde que está autorizado. Unas visitas caras, porque quien quiera hablar con él tiene que viajar hasta el otro lado del globo.
La oferta que Daniel Sancho ha rechazado sin justificación aparente
Fueron solo los primeros diez días desde que traspasó el umbral del centro penitenciario que el madrileño no pudo tener contacto con nadie del exterior a excepción de su abogado. Sometido a un régimen de aislamiento por el protocolo para evitar contagios de la COVID-19 en Tailandia que acabó el 17 de agosto. Desde que este periodo concluyera, no ha habido ninguna limitación, y es por eso que Silvia Bronchalo, su madre, se trasladó rápidamente a la isla para poder verlo prácticamente de manera diaria. Sin embargo, hay que destacar que estas comunicaciones, a pesar de ser en persona, se veían condicionadas por la ausencia de contacto físico. Siempre con una mampara y un teléfono por medio. Solo quince minutos.
Eso podría haber cambiado, pero parece que a Daniel Sancho no lo ha querido así. El próximo sábado 30 de septiembre, todos los presos del país asiático tienen derecho a pedir un vis-a-vis sin restricciones ni mamparas. En persona, pero de verdad. Abrazos permitidos y más tiempo para estar con los que aman|estiman. El único requisito, más allá de hacer la solicitud, es haber tenido un buen comportamiento, lo cual aplicaría al recluso teniendo en cuenta las declaraciones que han ido haciendo a los responsables de la prisión durante las últimas semanas. Sin embargo, la solicitud de Daniel Sancho nunca ha llegado. No la ha hecho. El porqué es un misterio.
La complicada relación con sus padres podría ser la clave|llave
Aunque todo son elucubraciones, esta decisión tajante podría estar relacionada con una complicada relación con sus padres, de la cual cada vez se conocen más detalles. Además de Bronchalo, el presunto asesino de Arrieta también ha podido encontrarse con su famoso padre. A diferencia de la madre, que parece haberse instalado indefinidamente allí, Rodolfo Sancho estuvo tan solo unos días en Tailandia, pero los aprovechó al máximo. Aquellos días, él y su expareja no coincidieron en ningún momento delante de las cámaras, haciendo gala de una relación inexistente.
Sin embargo, el más significativo podría ser el dato que ha aportado uno de los agentes al frente de la investigación del caso. Y es que las reacciones de Daniel Sancho a las visitas de su madre, poco tienen que ver con cómo se encontró cuando su padre pudo hablar con él. Con Bronchalo se estresa mucho, mientras que con el protagonista de Al salir de clase todo fue más orgánico y afable.
Sabiendo que Rodolfo Sancho ya está de vuelta en España y solo tiene allí su progenitora, con quien no tiene demasiado 'feeling', las cosas encajan más. ¿Sin embargo, quién rechazaría un atisbo de libertad, aunque sea efímera?