El programa Y ahora Sonsoles avanzaba ayer en las mañanas de Antena 3 que estrenarían temporada con la emisión en exclusiva de un contenido nunca antes visto sobre el crimen de Daniel Sancho. Al llegar la tarde, el espacio presentado por Sonsoles Ónega no se hacía de rogar y hacía público el vídeo más explícito del caso hasta la fecha. Se trata de la grabación que la policía hizo de la confesión y reconstrucción de los hechos. El hijo de Rodolfo Sancho no se cortaba un pelo ante los agentes tailandeses y explicaba punto por punto cómo había procedido a asesinar al cirujano colombiano Edwin Arrieta para, posteriormente, descuartizar el cadáver. Todo ante la atenta mirada de un grupo de investigadores y una traductora en un documento audiovisual que aseguramos que no tiene ningún tipo de desperdicio.
El impactante vídeo con la confesión explícito de Daniel Sancho
Uno de los detalles que más llama la atención es la tranquilidad y expresión impávida del asesino confeso. Se cumple prácticamente un mes desde que Daniel Sancho ingresara en la prisión de la isla de Koh Samui, en la que se mantendrá a la espera de juicio para ver si, como ya ha anticipado el equipo liderado por el mediático policía 'Big Joke', terminará siendo condenado a la pena de muerte o se limitará a cumplir con la cadena perpetua.
Es ahora cuando se recupera este documento clave en la investigación en el que, sin ningún tipo de pudor, el chef madrileño procede a exponer cómo sucedió todo desde que su pelea con Arrieta diera comienzo hasta que terminase de desmembrar el cuerpo del fallecido. En un inicio, comienzan en la cama, y Sancho expone cómo la víctima quería tener sexo con él y no le dejaba escapar. La policía le acaba quitando las esposas para que pueda incluso recrear el puñetazo que le propinó fingiendo que uno de los agentes es el facultativo.
La segunda parte es, quizás, todavía peor. En ella, los agentes piden al detenido que escenifique todos los pasos que siguió para desmembrar el cuerpo inerte de Arrieta con el mismo policía al que ha fingido golpear, llegando a arrastrarlo por el suelo. Además de lo grotesco de la situación, que no hay por donde cogerla, hay algo todavía más escalofriante en la grabación: las risas de la policía. Tanto el encargado de emular al colombiano asesinado como el resto de personas allí presentes dibujan sonrisas e incluso sueltan alguna carcajada. La cara del arrastrado es un poema. No se lo toman demasiado en serio, en incluso le dan un objeto a Daniel para que explique como cortó el cuerpo. Él, sorprendentemente tranquilo, asegura que empezó por la mano, pero ante la propuesta del equipo responsable de la investigación de mostrar como corta un cadáver, reacciona: "¿Es realmente necesario?". No, desde luego que no.
Hay cosas que no se entienden. Que a Daniel Sancho no le importe un pepino explicar este esperpento con pelos y señales con la parsimonia de quien está contando lo que cenó ayer. Que la policía se ría en voz alta de un asesinato, tampoco.