David Selvas es uno de los mejores directores, productores y actores de teatro y televisión de Catalunya. Y punto. Hace unas décadas nos enamoró regalándonos uno de los malos más recordados de la historia de la televisión de nuestra casa, aquel Fèlix Montsolís, némesis de Eduard en la inolvidable Nissaga de poder: cocainómano, turbio, que practicaba sexo con la tía Eulàlia y muere asesinado por ella. Insuperable. Un caramelito para un actor como él que supo aprovechar a la perfección, y que lo llevó después a hacer sendos papeles de bueno en dos seriales más de sobremesa: Laberint d'ombres y La Riera. Después, numerosos papeles y obras teatrales dirigidas, la última de ellas, una maravilla: Tots eren fills meus, de Arthur Miller, en el Teatre Lliure, con los inmensos Emma Vilarasau y Jordi Bosch, 'tíos' de Selvas en la mencionada Nissaga.
Más allá de su talento ante cámaras, encima de un escenario o fuera de él, Selvas tiene la sana virtud de llamar a las cosas por su nombre, no callarse cuando oye que alguna cosa de su alrededor chirría, y alzar la voz cuando siente que lo tiene que hacer. Como ahora. Y no ha sido ni la primera vez, ni la segunda, ni será la última. Descomunal fue cuando hace un par de años verbalizó en voz alta esto: "Cada vez oigo a más amigos k dicen k no van cogidos de la mano por la calle de sus novios y maridos porque les da miedo. A mí todavía no me passa....Heteros, ¿k pensáis hacer pk ente podamos sentirnos seguros"? sobre el hecho de ir de la mano de su marido, Álvaro. O cuando reflexionaba que "Yo si por la noche voy solo por la calle y delante mío hay una mujer, y noto k se fija en mí, me cambio de acera. Por muy gay k sea soy hombre y los hombres, como colectivo, hemos demostrado que somos agresores. Es normal k se sienta amenazada".
Por no hablar de que tiene fijado arriba de todo de su timeline en Twitter un vídeo maravilloso de un niño al lado de sus dos padres y su comentario: "Me REPRESENTAAAAAAA TAAAANTO!!!.
Ahora, por quien ha puesto el grito en el cielo el bueno de David es por su madre. Explica que la mujer le explicó recientemente qué le ha pasado cuándo ha ido a una comisaría a renovar el carnet de identidad y se ha encontrado con una sorpresa mayúscula, que no por sabida, deja de ser indignante cada vez que alguien se da cuenta de qué pasa. Explica Selvas qué le dijeron a su madre: "Ayer mi madre me contó k se había renovado el DNI, y k no se lo tenía k renovar nunca más. En este país a partir de los 75 años el DNI ya es para siempre. Pero K falta de tacto!!", exclama con toda la razón del mundo. Y se pregunta: "¿Pk la administración nos roba la poesía?". Selvas, sin embargo, añade un dato maravilloso y personal: "Pero en casa, pensé, está mi abuela k tiene 103 años"!.
Ciertamente, el Ministerio del Interior especifica, tal como se lee en su web, que "A partir de los 70 años: este es el supuesto más común. Una vez el titular ha cumplido los 70 años, ya no tiene necesidad de volver a renovar su DNI, pues se estima que es siempre válido y tiene consideración permanente". Pero que esté estipulado no quita que sea, como dice Selvas, de una falta de tacto que echa para atrás. Una poca empatía hacia personas de más edad que tiene tela. Pero no habrá normativa que pueda con las mujeres de la familia Selvas. Y como ejemplo más fehaciente, el de la yaya centenaria. Bravo por ellas y por todas las personas de más edad.