La XVI edición de los Premios Gaudí ya es historia. Esta pasada noche se ha celebrado la ceremonia donde, desde un punto de vista cinematográfico, la cosa ha estado muy repartida, con un nombre destacando encima del resto, la Creatura de Elena Martín, en una noche donde también se pueden ir contentas Saben Aquell, 20.000 especies de abejas, Robot dreams, La sociedad de la nieve o El maestro que prometió el mar. Una gala muy reivindicativa con algunos momentos muy aplaudidos, necesarios, directos a la yugular por parte de las dos presentadoras, de los invitados a repartir premios o de los premiados. Clamores en favor de las mujeres, de la diversidad, de la lengua catalana o del alto el fuego en Gaza. Y clamores en contra del racismo, de los abusos sexuales o de la homofobia.

Televisivamente hablando, ya es otra cosa. Alguna vez (yo todavía confío, llámame iluso) llegará el día que alguien se dará cuenta de que una gala donde se entregan premios tiene que ser eso, televisiva, entretenida, donde pasen cosas, visual y que no se alargue eternamente. De momento, no fue el caso de esta edición de los Gaudí. Una gala que no se acababa nunca, más de tres horas y media, acabando sobre la una y media de la madrugada. Incluso pensé que se acabaría antes la Sagrada Familia de Gaudí que no los Premios Gaudí. Una gala muy hablada y nada visual, cosa extraña tratándose de unos premios de cine. Una gala monótona, previsible, aburrida donde, reivindicaciones necesarias aparte, el único momento hilarante donde alguien salió del guion fue Alfonso de Vilallonga, premio a la mejor banda sonora por Robot dreams, hablando de sus hijos ("deben estar fumando un porro") o de que se había pimplado una botella de vino e iba "un poco pedo":

Y una gala que también fue caótica en algunos momentos, especialmente, en los momentos musicales o cuando se venía de una pausa televisiva. Y es que vimos demasiadas veces al público de pie, hablando, yendo arriba y abajo mientras en el escenario había quién estaba ofreciendo su arte. Falta de respeto total cuando llegó la actuación musical mientras se veían imágenes de los que nos han dejado este año, el in memoriam. Y falta de respeto todavía más flagrante cuando Guillem Gisbert, ahora en solitario después de 'Manel', cantó (un tema, por cierto, dedicado al maestro de guionistas, Rafael Azcona): todo el mundo sudando de la actuación, él allí en el escenario, la gente de espaldas, de pie, imagen penosa que la actriz Diana Gómez (Valeria, La casa de papel, El crac...) lamentó: "Lo más triste no es que los asistentes no quieran sentarse y se haya colado el aviso por televisión, sino que todo el mundo pasara de Guillem Gisbert":

Esperemos que lo tengan en cuenta el año próximo y que podamos disfrutar de los Gaudí como toca.