Hubo un tiempo en el que Esther Cañadas estaba en las mejores pasarelas del mundo. París, Nueva York, Londres, Milán, todo el mundo la quería. Las marcas se la rifaban: contar con ella era sinónimo de éxito. La modelo albaceteña fue una de las más internacionales del país, sino la que más. Los finales de los 90, principios de los 2000 fueron suyos. Por no hablar de algunos pequeños papeles en diferentes películas. Eso, hablando sólo de la vertiente profesional.

Esther Cañadas (@esthercanadasofficial)

Porque también fueron muy sonados algunos de los affaires sentimentales que vivió, siendo pareja de otro guapo oficial, el modelo Mark Vanderloo, o del piloto de motos Sete Gibernau.

Mark Vanderloo y Esther Cañadas

Esther Cañadas (@esthercanadasofficial)

Ahora, a sus 43 años, Cañadas ha hecho alguna colaboración esporádica en el mundo de la moda, y los seguidores la han podido volver a disfrutar desfilando. Pero ciertamente, la presencia de Cañadas en las pasarelas ya no es tan habitual. Ahora ha pasado unos días de vacaciones a bordo de un yate, disfrutando del Mediterráneo y del sol en Ibiza. Y allí hemos podido constatar dos cosas. La primera, salta a la vista: o bien la modelo ha hecho un pacto con el diablo o bien sigue demostrando que es una profesional de la cabeza a los pies y que sigue cuidando, trabajando y modelando su cuerpo con horas de ejercicio y buena dieta. Un cuerpo escultural que demuestra por qué ha sido una de las más grandes y por qué toda la ropa que lucía en los desfiles le quedaba como anillo al dedo.

Esther Cañadas (GTRES)

La otra, que el paso de los años y algunos retoques de más en la cara le ha dejado un rictus donde cuesta poder reconocerla. La cara angelical mezclada con una mirada felina que tenía Cañadas de joven ha dejado paso a otra donde quizás a muchos de sus seguidores les cuesta ver en ella a la Esther Cañadas que recordaban.

Esther Cañadas (GTRES)

Sea como sea, todos de pie con la que ha sido una de las más grandes en el mundo de la moda.