Juguetes rotos de las industrias de masas los hay por todas partes. Cuando menos, se trata de un fenómeno muy recurrente entre todos aquellos niños que, por X o por Y, se convirtieron en estrellas a una edad demasiado joven. Solo hay que revisitar ejemplos tan paradigmáticos como el de Macaulay Culkin, el de Joselito, o el de Marisol, por ver cómo hacerse famoso cuando todavía eres muy pequeño puede acabar en desastre.
En la España de los 2000, un nuevo plantel de niños cantantes ocupó buena parte de los medios de comunicación. Para muestra, el fenómeno Eurojunior y el éxito sin precedentes de María Isabel, que ahora está retirada de la música y es madre. Sin embargo, una de esas figuras todavía no ha desaparecido nunca de la escena pública. Con etapas de menos y más presencia, y aunque algunos le hayan perdido la pista completamente, Melody, la niña de diez años que hizo bailar a una generación entera al son del baile de los gorilas, sigue en activo.
Después de publicar De pata negra, un trabajo de estudio producido por la discográfica del Fary, en el 2001, ya había sonado el tiro de salida de un camino hacia el estrellato y una carrera meteórica en los primeros años. Su último disco data del 2014, aunque antes de publicarlo ya había reaparecido en nuestras pantallas de televisión en calidad de concursante de la tercera edición de Tu cara me suena. Fue una de las mejores en casi todas las emisiones, dejando en la memoria de los espectadores actuaciones tan icónicas del formato como el A tu vera de Lola Flores o Todos me miran de Gloria Trevi. Aun así, no ganó. Edurne le robó el primer puesto. Una lástima.
Aunque desde entonces no ha publicado ningún disco más, cabe decir que no ha desistido en eso de intentar hacerse un hueco en la industria musical. Ahora bien, si alguna cosa podemos destacar también de la rumbera por antonomasia en la actualidad, es su brutal cambio físico. Mucho más adulta, a la edad de 33, está irreconocible. Igual de irreconocible que su estilo musical, que en el último lustro ha virado entre el más puro latineo y los géneros urbanos contemporáneos.
O quizás no tan irreconocible, porque tanto su aspecto como uno de sus últimos trabajos recuerdan inexorablemente a otra artista de renombre internacional: Shakira. Entonando aullidos, el pasado marzo publicaba el tema Mujer loba. ¿Resuena aquello de una loba en el armario? ¿O que una loba como yo no está pa' tipos como tú? Referencias curiosamente similares. No contenta con eso, también luce un pelucón pelirrojo como la de Barranquilla en la sesión viral de Bizarrap. Casualidades y causalidades.
Tan curioso como el conjunto escogido para personarse en la gala de los premios de la emisora Radiolé, en qué esta pseudobsesión con convertirse en la ex de Gerard Piqué quedaría todavía más patente. Mismo tono de pelo anaranjado, una americana extra-corta, de tono negro con detalles dorados, medias de rejilla y unas de estas gafas de sol gigantes que tan de moda están. No hay duda que es un calco de la colombiana. Cuidado, que no decimos que lo haya hecho con esta intención. Todo puede ser fruto de una coincidencia. O no. Quién sabe. Simplemente, está cambiadísima, y eso siempre despierta el interés popular.
Cuan curioso sería ver a Melody entonando otra vez aquello de las manos hacia arriba, las manos hacia abajo. Pura nostalgia. Si a Shakira no le mienten las caderas, a ella nunca le fallarán los primates.