Florence Pugh es una de las jóvenes actrices emergentes que ya es toda una realidad en el cine. La intérprete británica demuestra a cada película que hace, que tiene talento para parar un tren. Se come la cámara con sus apariciones, que ya le han valido una nominación al Oscar haciendo de una de las hermanas de la nueva versión de Mujercitas, aunque su papel más exitoso ha sido como hermana pequeña de Scarlett Johansson en Viuda negra. También la hemos visto en Lady Macbeth, Midsommar o en la serie Ojo de halcón. Su nombre se lo rifan las productoras ya que es una de las actrices con más proyección del panorama actual y a sus 26 años, Pugh demuestra que no sólo tiene las ideas claras con respecto a su profesión, sino también, a cómo es ella. Y a quién no le guste, dos piedras.
Eso es lo que ha pensado la actriz cuando ha colgado su última publicación en Instagram. Porque Florence Pugh ha hecho buena una máxima que algunos indeseables, que algunos hombres que todavía están en la época de los cromañones, tendrían que tatuarse en la frente a fuego: una mujer se puede poner lo que le salga del moño. Sólo faltaría. Y otro mensaje que ya iría siendo hora de que muchos aprendieran: cada mujer tiene el cuerpo que tiene, y los comentarios que tienen que hacer muchos impresentables sobre los cuerpos de las mujeres, se los pueden confitar. Ni Florence Pugh ni ninguna otra mujer necesita saber qué piensan de su cuerpo o qué dejan de pensar. Por eso, la intérprete no dudó que cuando se puso un vestido espectacular de tul rosa con transparencias, un Valentino, en las escaleras de la famosísima Piazza Spagna de Roma, traería cola. Más que la del vestido. "Sabía que cuando me puse este increíble vestido de Valentino era imposible que no hubiera ningún comentario sobre él. Ya sea negativo o positivo, todos sabíamos qué estábamos haciendo. Estaba emocionada por ponérmelo, ni un pestañeo de nerviosismo. No lo estaba ni antes, ni durante, ni ahora después".
Pugh, tritranquila, pero convencida de lo que ha pasado después: "Lo que ha sido interesante observar y presenciar es cómo es de fácil para los hombres destruir totalmente el cuerpo de una mujer, públicamente, con orgullo, para que todo el mundo lo vea. Incluso lo hacen con sus títulos de trabajo y correos electrónicos de trabajo en su biografía". La actriz lamenta que "No es la primera vez y ciertamente no será la última que una mujer escuche lo que está mal con su cuerpo para una multitud de extraños, lo que es preocupante es lo vulgares que algunos de vosotros, los hombres, podéis ser. Afortunadamente, he llegado a aceptar los secretos de mi cuerpo que me hacen ser yo, yo. Soy feliz con todos los 'defectos' que no soportaba mirar cuando tenía 14 años". Y especifica: "Muchos de vosotros queríais hacerme saber de forma agresiva lo decepcionados que estabais por mis pechos pequeños, o como tendría que avergonzarme ser tan plana de pecho. He vivido en mi cuerpo durante mucho tiempo. Soy plenamente consciente del tamaño de mis pechos y no me asusta". Y bien que hace. Sólo faltaría. Lo que es preocupante es el tamaño de la poca vergüenza y la miseria humana de muchos hombres.
"¿Qué os asusta tanto? ¿Que sean pequeños? ¿Grandes? ¿El izquierdo? ¿El derecho? ¿Sólo uno? ¿Quizás ninguno? ¿Qué Es Tan Aterrador?". La actriz británica se muestra contundente y no se ha mordido la lengua preguntándose en voz alta cómo es posible que en pleno año 2022, todavía haya gentuza a la que le moleste cómo tiene o cómo deja de tener el cuerpo otra persona, y qué medidas tiene. Como canta Rigoberta Bandini, no sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas. Un reivindicativo mensaje también el de Pugh, que pone la guinda al pastel cuándo dice orgullosa que "Estoy muy agradecida de que haya crecido en un hogar con mujeres muy fuertes, poderosas y con curvas. Nos educaron para encontrar el poder en los pliegues de nuestro cuerpo. A hacer ruido para sentirnos cómodas. Siempre ha sido mi misión en esta industria decir 'a la mierda y al diablo con eso' cada vez que alguien espera que mi cuerpo se transforme en una opinión de lo que es sexualmente atractivo". Y por si a alguien no le ha quedado lo bastante claro, las palabras definitivas: "Me puse este vestido porque lo sé. Si ser ruidosamente abusivo con las mujeres públicamente en el 2022 es tan fácil para ti, entonces la respuesta es que eres tú quien no sabe nada. Madura. Respeta a las personas. Respetad los cuerpos. Respeta a todas las mujeres. Respeta a los humanos. La vida será mucho más fácil, lo prometo. Y todo por dos bonitos pezones. ¡Oh! La última diapositiva es para aquellos que se sienten más cómodos con este pequeño trozo de piel más oscura para ser cubierto", concluye la británica.
Maravillosa.