La globalización, los cambios en las formas de consumo y la era de Internet son solo tres factores que, dichos a la ligera, suenan muy bien en cualquier artículo económico, pero que inevitablemente se interrelacionan con las nuevas generaciones. Hace diez años que la tortilla ya empezaba a girarse sin que nadie se estuviera dando cuenta, con la aparición de una cantera de personajes que llenaban la red con su presencia sin pretensión expresa. Sin embargo, tener seguidores tiene una ventaja: interesas.
No solo a aquellos que se han hecho tus fans, sea por como te expresas en un vídeo de YouTube, como de bien te queda la ropa en una fotografía de Instagram o como eres de rápido para transmitir un mensaje en un viral de TikTok, sino también para las empresas. Estamos bastante seguros de que cuando Aida Domènech, alias Dulceida, colgaba sus primeras instantáneas en el extinto Fotolog sobre el 2007, no sabía que acabaría abriendo camino para la lista interminable de individuos del Estado español que hoy día se ganan la vida —y muy bien— en el innovador rol del 'influencer'. Estamos en el 2023 y, solo en Instagram, la barcelonesa, que acaba de hacer los 34, puede presumir de contar con una legión de casi 3 millones y medio seguidores. Y eso es solo una parte simbólica de su imperio.
Domènech ha sido inteligente y ha sabido gestionar el qué, el cómo y el cuándo. Los adolescentes de la década pasada quedaban obnubilados con la suya cliquea, sus viajes y un estilo de vida que cada vez se ha convertido en más y más lujoso. Creaba acontecimientos multitudinarios como el Dulce Weekend, tenía su propia marca de ropa y llevaba el amor por bandera. Un dulceperfume y un dulcelibro publicado también, por descontado. Enamoradísima de Alba Paul, se acabaron casando mientras el mundo no perdía detalle de la dulcewedding. Y aunque en el 2021 aseguraban haber roto su compromiso, este año se han reconciliado y ya tienen nuevo proyecto juntas: un dulcepódcast.
Un bucle de dulcecosas de las que, como es lógico, ha extraído el máximo jugo y rédito. En la actualidad, tiene en propiedad una agencia de representación y organiza la comentada gala anual de los Premios Ídolo. Todo parto de Dulce Week End SL, una sociedad que dio de alta en el 2016 y que, según los datos recogidos por Lecturas, solo en el 2021 facturó casi 3,1 millones de euros, mientras que el total activo con que la catalana contaba ronda el millón y medio. Su mujer también decidiría emprender en el mundo empresarial y regenta The Feather Van, un negocio de alquiler de autocaravanas. La cosa no se queda aquí, claro está. A esta tranquilidad económica se añade la facturación de sus acciones publicitarias a través de sus perfiles públicos. Según palabras del experto José Noblejas, el sueldo de Dulceida por unas quince fotos en el mes, se acercaría —o superaría, según el mes— a los 150.000 euros.
Impacta, pero resaltar que en su caso todo es genuino nunca está de más. Crear contenido era su 'hobbie' y ahora es su profesión. Una de las mejores pagadas del siglo XXI.