Cuenta atrás para el nacimiento de uno de los bebés que más polémica ha suscitado en los últimos meses. Solo hacía falta que saliera a la luz la noticia de que Bertín Osborne sería padre por séptima vez y a la edad de 69 para tener un temazo rosa sobre la mesa. Lo que nadie esperaba, sin embargo, es que la historia acabaría siendo tan sumamente rocambolesca.

Gabriela Guillén, que tiene 36 años, no solo ya no es su novia, sino que su relación ha acabado de muy malas maneras. Todo en un estado que complica el asunto todavía más, ya que gestar no es tarea fácil y las emociones están a flor de piel. El de Canal Sur y Telecinco ha optado por desvincularse de las informaciones que la prensa pública sobre su nefasto ejercicio de la paternidad, así como ha protagonizado encontronazos con los periodistas que lo han dejado en una muy mal lugar.

Bertín Osborne y Gabriela Guillén. / Lecturas

En medio de la vorágine y cuando queda muy poquito para que la modelo paraguaya entre en el octavo —y decisivo— mes del embarazo, ha optado por reaparecer ante las cámaras de televisión de manera tranquila poder decir la suya. Muchos frentes abiertos en qué las colaboradoras de Y ahora Sonsoles (Antena 3) han incidido punto por punto para conocer de primera mano la verdad de la entrevistada. Que si el presentador la ayuda económicamente, que si la prueba de paternidad. Que si quería hacerle firmar un acuerdo de confidencialidad, que si la ha dejado completamente abandonada en el duro proceso de convertirse en madre. Ella no ha callado y, tajante, ha respondido a todo.

Gabriela Guillén en Y ahora Sonsoles. / Atresmedia

Aseverando que está "cansada de mentiras", Guillén también ha querido dejar claro que ella no ha forzado nunca esta incomprensible desentendida por parte del cantante de Buenas noches, señora. "Él no está porque no quiere estar. Aquí ya cada uno somos mayorcitos para saber cuáles son nuestras responsabilidades", sentencia. Además, con respecto a las tan comentadas transferencias que, según se había informado, serían la forma que Norberto tiene de cubrir su cuota particular de padre pudiente-ausente, ella ha sido clara: ha rechazado cualquier acuerdo económico. "Hizo dos pagos para el alquiler y los gastos (...). Hay cosas más importantes que el dinero, él no está pendiente. No quería nada de él, si no era atención, me siento sola", expone. La reconciliación parece más imposible que nunca.

Ha afirmado, sin embargo, que no ha recibido ninguna notificación por parte del televisivo para hacerse una prueba de paternidad, que en ningún caso ella negaría. Eso sí, ha tomado una decisión radical: el bebé no llevará el apellido de Bertín, que, por cierto, es Ortiz y no Osborne. "Le voy a poner el mío". Contundente.

Bertín permanece en silencio. No dirá ni hará nada para resolver el drama, entendemos. Como ha hecho hasta ahora, vaya. Ya se sabe que él es un hombre tradicional.