La crisis y ruptura de Gerard Piqué y Shakira es un serial con diversos y, por lo visto, infinitos episodios. Muchos de ellos todavía no se han escrito ni hecho públicos en los medios de comunicación, mientras que otros se han plasmado negro sobre blanco. El pasado sábado 4 de junio, por ejemplo: un comunicado de la agencia EFE acababa con la especulación sobre si era o no verdad que la pareja más famosa del país estaba viviendo una situación límite. Lo firmaba la agencia de representación de Shakira con el visto bueno del jugador. Pocas palabras pero un mensaje claro: la relación se había acabado. "Lamentamos confirmar que nos estamos separando. Por el bienestar de nuestros niños, que son nuestra máxima prioridad, pedimos respeto a la privacidad. Gracias por su comprensión".

Este texto telegráfico servía de epitafio al idilio de 12 años y 2 hijos maravillosos entre el catalán y la colombiana. Evidentemente no entraba a analizar los detalles, las circunstancias, las personas y las actividades que habrían provocado la separación. Entre otros motivos porque la negociación del escrito no fue fácil. Los equipos de ambos mantuvieron un tira y afloja hasta el último momento, y sólo el 'ok' de Piqué pasando por encima de sus asesores desbloqueaba la situación. Unas conversaciones que venían de días atrás, concretamente desde el jueves. Una jornada fatídica de la que, según leemos en Vanitatis, ahora sabemos más detalles. Especialmente qué hizo Piqué la primera noche del resto de su vida.

Gerad Piqué y Shakira separan sus caminos / GTRES

Gerard acabó cediendo en contra de la voluntad de su equipo, que hubiera deseado que el comunicado fuera más explícito en algunos aspectos que están enturbiando su imagen pública. Todo el mundo percibe que él es el malo de la película y que ella tomó esta decisión porque no podía ni quería aguantar más. Piqué, sin embargo, no quería batalla. Y dio luz verde a la publicación. Al día siguiente se encontraron cara a cara en Praga, acompañando a uno de sus hijos en un partido de la selección catalana de béisbol. Casi no se dirigieron la palabra y el clima era de tensión, pero mantuvieron las formas por respeto a los chiquillos. Durmieron en el mismo hotel pero en habitaciones separadas. Y al acabar el compromiso, Shakira se largaba en un jet privado esa misma noche, mientras que Gerard no se iría hasta el lunes de Pascua. Se darán cuenta de que hemos hecho una elipsis temporal: nos hemos saltado la noche del jueves. Y la cosa tiene su jugo.

Gerard Piqué en Praga al día siguiente de anunciar la separación / Telecinco
Shakira en Praga al día siguiente de anunciar la separación / Telecinco

Aquella noche el azulgrana volvió a la calle más famosa del momento: la de Tuset. Una zona de marcha pija donde está La Traviesa, la discoteca en la que trabaja de camarera C., la supuesta nueva novia de Piqué y que se parecería mucho a Shakira. Gerard estuvo en un restaurante muy cool hasta bien entrada la madrugada. Cenó e tomó unas copas, aseguran, con unas compañías que llamaban la atención. Eran extrañas, cuando menos. Pero para sorpresa de todos, ninguno de sus acompañantes eran mujeres. No hubo contacto femenino, vaya. Y con la que está cayendo sobre el central, eso es decir mucho. Ahora bien, ¿por qué decimos que sus colegas eran sorprendentes? Por esta descripción:"Entró con un grupo de chicos jóvenes, muy jóvenes, todos desconocidos para el gran público. Se marchó con bomba de humo, de pronto, rápido y sin despedirse, antes de que el resto se hubiera levantado del a mesa. Un gesto que sorprendió a sus amigos y a quienes ceneban en la mesa de al lado. Estuvo todo el rato con sus amigos, unos chicos que por cierto nada tienen que ver con él, van vestidos muy de calle, con ropa deportiva". Todo apunta a nuevas amistades surgidas de sus incursiones en el mundo streamer, un universo lleno de gente joven, con ganas de marcha, de aventura, riesgos...

El retrato de C., la novia de Piqué, según 'Sálvame' / Telecinco
Shakira y Gerard Piqué / GTRES

Todo ha cambiado a toda velocidad y ante nuestros ojos, pero la mayoría no hemos querido ver que algo se estaba cocinando... hasta que se ha chamuscado en el horno.