La trayectoria profesional de Isabel Gemio es brillante. La comunicadora ha estado muchos años atada a los medios de comunicación y el trabajo que ha hecho es muy reconocido. Ahora, por eso, se encuentra buscando algún proyecto nuevo, ya que Onda Cero no le ha renovado el contrato. Después de 14 años en la emisora, ella lo justificó inicialmente por la incompatibilidad del horario con el cuidado de su hijo, que sufre una enfermedad minoritaria. Muy protectora de su intimidad, asistió a la gala de los Ondas con sus dos hijos, una imagen inédita.

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Pues bien, Gemio está ahora centrada en promocionar su libro Mi hijo, mi maestro. En esta publicación relata cómo ha vivido la distrofia muscular de Duchenne que le diagnosticaron a su hijo adoptado, pero también añade capítulos en los que aporta testimonios de historias de otras familias que han pasado situaciones todavía más duras. En su caso, el niño sufre un desorden progresivo del músculo que causa la pérdida de su función. Los afectados acaban perdiendo totalmente la independencia, ya que no pueden moverlos. El primer paso es la silla de ruedas, pero desgraciadamente la expectativa de vida media es de 30 años.

El 27 de noviembre presentará un documental sobre el tema. Esperaba poder contar con el apoyo de la reina Letizia, pero la Casa Real acaba de confirmarle que no podrá ir... Sea como sea, todas las esperanzas de Gemio están puestas en este estreno.

En una sincera entrevista en Vanitatis ha comentado algunos de los aspectos que trata al libro, todos ellos muy duros. Asegura que el camino que ha recorrido con la Fundación no ha sido nada fácil, ya que es muy difícil que las empresas den dinero a proyectos de investigación.

Que los médicos diagnosticaran la enfermedad de su hijo fue una vez que cambió su vida radicalmente: "Tardé un tiempo en procesar lo que pasaba y hasta mucho tiempo después no quise ayuda psicológica. Los padres no estamos preparados para recibir esta mazazo. Me lo dijeron en una visita rutinaria. Después de una serie de pruebas, el doctor me habló de distrofia muscular. Me puse las gafas de sol aunque era un día gris de otoño y me fui a procesar lo que me acababan de decir. En casa estaba mi madre y no sabía como explicárselo. Como pude, le dije que Gustavo tenía una enfermedad extraña y me marché a mi habitación a llorar".

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Por otra parte, había un inconveniente añadido: Isabel estaba embarazada cuando se lo comunicaron. "Tuve muchos ataques de ansiedad y para mí era horroroso pensar cómo podía afectar en mi embarazo", afirma. Se considera una privilegiada por poder haber ayudado al hijo y darle una buena calidad de vida. Eso sí, sigue siendo igual de llevar ver que el niño se dio cuenta de la enfermedad muy pronto y que a medida que pasa el tiempo, cada vez se encuentra peor.

Gemio pretende ayudar al colectivo con estos testimonios, dando todavía más visibilidad a unas enfermedades extrañas que trastocan de lleno la vida de las familias que las sufren. Esperamos que tenga éxito en este duro camino.