Nueva bomba en el panorama sentimental rosa. Una de sus reinas históricas, Isabel Preysler (71 años), se ha separado del escritor, premio Nobel y catalanófobo de pro Mario Vargas Llosa (86). Cuando menos, de noche, porque hace dos semanas que no duermen juntos. Básicamente porque el peruano ha vuelto a su piso de soltero, abandonando la mansión de la socialité filipina de 2000 m2 en Puerta de Hierro, en Madrid. La relación que empezaba en primavera de 2015 pasa por una crisis que intentan disimular, pero un hecho como este no es fácil de esconder. Sobre todo porque los paparazzi se dedican a eso: a hacer guardias, seguimientos y pillar a los famosos en situaciones de todo tipo. Esta es comprometida, sorprendente y definitiva.

La revista 'Semana' se apunta este tanto con la publicación de un reportaje en el que, sin ponerlo negro sobre blanco, apuntan a la posibilidad más que plausible de la separación. 4 fotografías del escritor entrando y saliendo de un piso en el centro de la ciudad más solo que la una, con cara de circunstancias. Es su piso de soltero, o mejor dicho, el piso familiar en el que vivió con su exmujer, Patricia. La misma a la que dejó de piedra al enterarse por la prensa de que Mario salía con la Preysler. Una casa que llevaba mucho tiempo en desuso, porque convivía con Isabel en su despampanante mansión de 2000 m2 y 5000 más de parcela a la urbanización de lujo Puerta de Hierro. Esta es más modesta, "sólo" 283 de planta y 29 de terraza. Pobrecito, allí enclaustrado sufriendo el desamor. Perra vida.

El cambio de domicilio de Vargas Llosa es sospechoso

El traslado de Vargas Llosa apesta, sí. Porque de todas las hipótesis que vienen a la cabeza para explicar este movimiento inesperado conducen a la misma meta: han roto. Ni está allí por una cuestión de salud, ni profesional, ni porque Isabel tenga paletas en casa y el hombre no pueda descansar bien. No no. Además, ahora que están tan de moda las rupturas de los VIPS muy VIPS y los pisos de soltero, la sensación de que algo grave ha pasado es más potente. Ahora bien, ni Mario es Gerard Piqué, ni el peruano sale de fiesta cada noche, ni se intuyen nuevas conquistas amorosas. Las imágenes que encontrarán en la revista nos enseñan su actividad más cotidiana: ir a dar un paseo a primera hora con la única compañía y apoyo de un bastón, comprar el diario y volver al mismo punto de partida. Sigue, sin embargo, teniendo cierta actividad social y contacto con la Preysler, pero cada vez son más esporádicos y, sobre todo, ausentes de cualquier emoción.

Isabel Preysler / Foto: GTRES
Mario Vargas Llosa / Foto: GTRES

Vargas Llosa e Isabel Preysler, la pareja menos romántica del mundo

Este mes de junio la pareja se ha dejado ver en dos actos públicos. Una entrega de una medalla en el Teatro Real y la presentación del último libro de Vargas Llosa en el Ateneo de Madrid. Nada más. Los dos se comportaron de forma más o menos normal, pero sin ninguna pasión, afecto, estima. Fríos como el hielo. Sí, la Preysler es la reina del postureo rosa y Mario una auténtica sota de bastos, pero a pesar de eso también los hemos visto sonreír y disfrutar de la vida en alguna ocasión. Incluso romanticismo. Pues bien, eso es historia. Historia antigua, queremos decir. Será que han discutido de política, cosa extraña tratándose de Mario...

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, juntos pero fríos, esta semana / Foto: GTRES

Si tienen algún tipo de pacto de pareja o si lo que ha pasado es que han roto precisamente su pacto es algo que sólo saben ellos. Pero tranquilos: si rompen, la revista de cabecera|membrete de Isabel Preysler será la primera en explicarlo. De momento, la competencia les ha metido un buen gol.